El brutal asesinato a tiros el lunes de Andrei Karlov, el embajador ruso en Ankara, despertó inmediatamente dudas sobre cómo podría impactar las complejas relaciones diplomáticas entre Rusia y Turquía e incluso si podría ser la chispa que desate un nuevo conflicto regional.

También surgieron cuestionamientos sobre qué impacto puede tener en las negociaciones del conflicto en Siria, donde ambos juegan un papel fundamental en la búsqueda de una solución, junto con Irán.

De hecho, el asesinato del embajador a manos de un pistolero que gritó "No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria", se produjo solo un día antes del encuentro planeado de ministros de exteriores y defensa de los tres países para hablar de la crisis siria.

Pero tanto el presidente ruso, Vl​adimir Putin, como su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, reaccionaron con rapidez calificando los hechos como un acto de "provocación" que tuvo la intención de "perturbar la normalización" de las relaciones entre ambos países.

Y en una pronta conversación telefónica el lunes por la noche, se comprometieron a "reforzar la solidaridad", explicó este martes Erdogan.

Por eso, aunque las circunstancias y causas del asesinato todavía no están claras, el editor de noticias del servicio ruso de la BBC, Famil Ismailov, cree que esto "no cambiará la relación actual entre Rusia y Turquía".

"Es más, es probable que se acerquen aún más", asegura Ismailov.

Una visión que comparten analistas turcos como el columnista Mustafa Akyol: "No, esto no es Sarajevo en 1914", tuiteó Akyol en referencia al asesinato del archiduque Francisco Ferdinando de Austria a manos de un nacionalista serbio que dio paso al comienzo de la Primera Guerra Mundial.

"Ankara y Moscú no van a ir a la guerra. Muy al contrario, quizás incluso se acerquen" dijo Akyol, según una cita de el diario The Washington Post.

El factor personal

Hay varios factores que explican el actual acercamiento entre Turquía y Rusia tras las tensiones surgidas cuando en noviembre de 2015 Turquía derribó un avión de combate ruso, causando la muerte del piloto.

El incidente provocó una caída brusca en las relaciones bilaterales, afectando desde el comercio al turismo, y llevando a Rusia a imponer sanciones económicas muy costosas para Turquía.

Aunque en ese momento Erdogan rechazó pedir disculpas por los hechos, tal y como le pedía el presidente ruso, finalmente cedió y en junio el Kremlin anunció que el presidente turco se había disculpado, lo que llevó a Putin a ordenar empezar las conversaciones para restaurar las relaciones.

La reacción de Putin tras el fallido golpe de Estado en Turquía, el 15 de julio, también ha contribuido a estrechar lazos, siendo uno de los primeros líderes extranjeros en llamar a Erdogan para manifestarle su apoyo.

"Es un hecho que la relaciones mejoraron radicalmente desde entonces", asegura Emre Temel, subeditor de la web del servicio turco de la BBC.

En su primer viaje al extranjero tras ese intento de golpe, Erdogan se reunió con Putin en agosto en Rusia.

"Tu llamada justo después del golpe fue muy reconfortante para mí, mi liderazgo y mi pueblo", dijo el presidente turco, refiriéndose a Putin como "mi querido amigo", según reportó entonces el diario The Guardian.

De hecho, la relación personal entre ambos líderes es cómoda, incluso "cercana", explica Ismailov.

Ambos tienen una visión similar del mundo y de su lugar en él y creen que los países occidentales los han tratado "injustamente".

Y los dos "consideran las relaciones personales más importantes que los vínculos intergubernamentales".

Estabilidad política

"Las relaciones entre Turquía y Rusia se han estrechado en el periodo de Erdogan gracias en parte a la estabilidad del liderazgo en ambos países", escribió en agosto de este año Asli Aydintaşbaş, experta en Turquía del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, un centro de análisis de política internacional.

En diciembre de 2004, Putin fue el primer jefe de Estado en visitar Ankara desde que los imperios ruso y otomano, enfrentados históricamente, establecieron relaciones en el siglo XV.

En 2013, el asesor económico de Erdogan, Yiğit Bulut, dijo: "Hay un problema de liderazgo en el mundo. Digo esto en cualquier lugar. Solo hay 2,5 líderes en el mundo hoy. El señor Erdogan, el señor Putin y la otra mitad es Obama".

Los dos países tienen también importantes intereses económicos, con un volumen de intercambio comercial de US$25.000 millones en 2015, según datos mencionados en el informe de Asli Aydintaşbaş.

Rusia exporta masivamente a Turquía, su segundo mercado después de Alemania.

El mercado turístico turco también depende en gran medida de los viajeros rusos.

Impacto en Siria

Por todo esto, es improbable que el asesinato dañe las relaciones bilaterales, pero según analistas su impacto podría hacerse más evidente en Siria.

Rusia es uno de los principales apoyos del presidente Bashar al Assad y su supervivencia es clave para la defensa de los intereses rusos en el país.

El gobierno turco, por el contrario, ha sido un feroz crítico de Assad desde el comienzo del conflicto.

Y Erdogan ha dicho en el pasado que es imposible que los sirios "acepten a un dictador que ha provocado la muerte de 350.000 personas".

Por eso, para el editor de Medio Oriente de la BBC, Jeremy Bowen, "el hecho es que ambos países están en distintos bandos de una sangrienta guerra y aunque estén hablando entre ellos debido a que comparten intereses más amplios, tienen una propensión intrínseca para los problemas".

Aunque el periodista del servicio turco de la BBC Emre Temel, opina que la prioridad de Turquía en el conflicto ya no es acabar con el gobierno de Assad, sino evitar que se pueda crear una zona de control kurda en el norte de Siria.

Domitilla Sagramoso, profesora de seguridad y desarrollo en la universidad King´s College de Londres, cree que es probable que Rusia centre en Siria su respuesta al asesinato de su embajador.

"Creo que reaccionarán como hacen normalmente, que es redoblando su participación militar. Así que esto tendrá probablemente más repercusiones en Siria", declaró Sagramoso a la agencia AFP.

"No van a bombardear Turquía por esto, pero creo que puede jugarse en el contexto sirio".

James Nixey, director del programa de Rusia y Eurasia en Chatham House, un centro de estudios con base en Londres, aseguró que Moscú usará el ataque para decir que está en el mismo bando que Ankara a la hora de luchar contra el terrorismo.

"Rusia lo describirá como parte de una guerra más amplia contra el terrorismo", afirmó Nixey a la agencia de noticias AFP.

"Mi intuición es que Rusia no va a culpar a los turcos por eso, sino que intentará capitalizarlo para mayores ganancias", sugiriendo que Moscú podría intentar utilizar el asesinato para ganarse el apoyo del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a su política en Siria.

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