Por AFP
"¿Vota blanco, vota nulo? ¿Vamos a conversar?". Seguidores del candidato presidencial izquierdista Fernando Haddad intentan convencer a peatones indecisos en las calles de Brasil para remontar una desventaja en los sondeos que parece casi insalvable con el favorito de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Les quedan pocas horas y la diferencia aún es grande, aunque en los últimos días se ha cerrado ligeramente: Bolsonaro tiene 56% de las preferencias contra 44% de Haddad. La idea, entonces, es compartir con los indecisos un juego, una broma o un pedazo de bizcocho y una charla para intentar convencerlos de no favorecer la victoria del excapitán del Ejército.
Cualquier lugar urbano es bueno: un paseo peatonal, una plaza, la salida del metro o la de un hospital.
"La gente necesita conversar con otros porque a veces no tiene acceso a alguna información, por eso estamos tratando de convencer a quien vota nulo de votar finalmente por Haddad", dice a la AFP Ulyses Santos.
"En esta situación, votar nulo es dar mucha fuerza" a Bolsonaro, asegura este estudiante de Derecho de 21 años, en Rio de Janeiro.
Colectivos de artistas se suman a la tarea y en algunos puntos, mientras voluntarios hablan con los peatones, payasos animan el ambiente o actores realizan coreografías y entonan consignas como: "Democracia, urgente, Haddad presidente" o "Más amor, menos odio".
"Tenía dos opciones: una clara, de no votar por Jair Bolsonaro. La otra era anular o votar por Haddad, reforcé la idea de votar por Haddad", dice Marcos Heleno, trabajador metalúrgico de 39 años, tras una de estas charlas.
¿Exmilitar o PT?
En el centro de Sao Paulo, Marcos Antonio Melo también decidió detenerse a conversar, aunque luego seguía en duda.
"Estoy pensando qué hacer, uno es un exmilitar y me da un poco de miedo, pero el otro es del PT (Partido de los Trabajadores) y no soy partidario, porque en todos esos años de gobierno el PT (2003-2016) pudo hacer mucho por Brasil y solo lo hizo por otros países", dice a la AFP.
"Voy a pensar, tengo esa duda porque viví la dictadura militar (1964-85) y no quiero que Brasil vuelva a eso", afirma este jubilado de 61 años, que en la primera vuelta votó por el centroderechista Geraldo Alckmin.
Ana Garbelini, empleada bancaria de 42 años, es quien acaba de conversar con Melo para intentar convencerlo de no votar por Bolsonaro: "Venir a las calles a hablar con las personas está ayudando, muchos indecisos se paran, escuchan, tengo una expectativa positiva".
Dice que los más difíciles de "dar vuelta" son los votantes tradicionales de derecha y explica que muchas personas tienen "prejuicios" sobre el PT, el partido del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, al que relacionan con escándalos de corrupción y recesión económica.
Votante del PT desde hace años, Garbelini decidió salir a buscar indecisos tras la primera vuelta, en la que Haddad obtuvo 29% de los votos frente al 46% del ultraderechista. La abstención entonces fue del 20% de los inscritos. Hubo además un 10% de votos nulos o en blanco, que no se contabilizan como votos válidos en el sistema electoral brasileño.
Gerbelini sabe lo que la empujó: "Tengo mucho miedo de ese candidato, Bolsonaro es un retroceso", dice esta mujer sobre el diputado que promueve flexibilizar el porte de armas y que sostiene que "el error de la dictadura fue torturar y no matar".
"Necesitamos un cambio"
Edvia Aguilar, enfermera jubilada de 61 años, también busca convencer a "los desencantados de la política". Se le ve muy animada iniciando conversaciones con los peatones, aunque algunos le voltean la mirada o aceleran al verla. "Hay quienes se enojan", comenta.
Cerca de allí, un transeúnte, Rivael Beltrao, alza la voz por encima del barullo frente al teatro municipal de Sao Paulo y exclama: "¡Solo quieren que el comunismo se mantenga!"
"Aquí hablan de libertad pero los del PT quieren censurar medios, cambiar la Constitución", asegura a la AFP este empresario de 45 años tras rechazar varios panfletos, reafirmando su voto por Bolsonaro. "Necesitamos un cambio", afirma.