De vuelta en casa tras trece días de viaje por cinco países asiáticos, el presidente de EE.UU., Donald Trump, se mostró entusiasmado por los logros conseguidos. En su viaje, que lo llevó por Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, el mandatario no solo firmó multimillonarios acuerdos comerciales, sino que relevó la consigna de "America First" y sus tendencias proteccionistas. Pero ¿qué tan existosa fue su gira?
El analista internacional y director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, Alberto Rojas, analiza el periplo.
-Haciendo un balance de su recorrido por Asia Donald Trump expresó que la gira le permitió "recuperar" el respeto por EE.UU., ¿qué tan cierta es esta afirmación?
La idea de recuperar el respeto implica, necesariamente, haberlo perdido en algún momento. Y, en ese sentido, pienso que lo que ocurrió entre varios países de Asia y EE.UU. fue más bien un desconcierto inicial frente a la política exterior de Donald Trump hacia esta región.
Con esta gira, Trump buscó acercarse a sus aliados históricos, como Japón y Corea del Sur, así como "tantear terreno" con China, que para Washington sigue teniendo un perfil de socio-competidor.
Además, esta gira coincidió con el primer aniversario de su triunfo electoral, pero que doce meses después de la elección presidencial lo tiene en niveles históricos de rechazo.
-¿Cuáles fueron las claves de este viaje?
Trump ratificó la estrecha relación que mantiene con el Primer Ministro japonés Shinzo Abe, en momentos en que Washington mira con gran interés que Tokio aumente su protagonismo en términos defensivos en la región. A pesar de su histórica presencia militar en ese país, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. prefiere a un aliado que realmente sea un actor y no un espectador al momento de una eventual crisis.
Lo mismo se aplica a Corea del Sur, donde Trump moderó sus dichos respecto de Corea del Norte, tal vez como un gesto hacia el presidente Moon Jae-in, que tiene una política menos belicista hacia su vecino del norte.
Y con respecto a China, la visita de Trump a esta potencia dejó en claro el instrumental entre él y Xi Jinping, quien además hoy es el mandatario más poderoso de China desde los tiempos de Mao. De hecho, Xi le dio una bienvenida casi imperial a Trump, pero no necesariamente como una muestra de respeto o temor, sino como demostración de su poder.
-¿En concreto, qué consiguió Trump? El mandatario calificó su gira de "exitosa" y fructífera...
Claramente no podía decir otra cosa, pero lo cierto es que -en términos concretos-, su gira por Asia arroja un balance bastante pobre. No logró concretar contratos de venta de nuevo equipo militar a Japón, tampoco con Surcorea y los acuerdos firmados con China no resolverán el déficit comercial que actualmente afecta a EE.UU. en relación a este país. Sí logró importantes declaraciones colectivas que refuerzan la condena regional a los ensayos nucleares y pruebas de misiles balísticos de Norcorea, pero eso no representa un avance sustancial en el tema.
-¿Qué impacto tuvo el encuentro de Trump con los distintos líderes en relación a Corea del Norte?
La gira de Trump por Asia estuvo marcada por el objetivo de reforzar el respaldo a las sanciones vigentes contra Norcorea y la condena por parte de los países potencialmente más expuestos, como Japón y Surcorea, a sus ensayos nucleares y pruebas con misiles de corto y mediano alcance.
En el caso de China, logró cierto compromiso de parte de Xi, en términos de mantener a firme su apoyo a las sanciones. Pero en la práctica, China no va a aumentar mucho más la presión sobre Corea del Norte porque a Beijing no le conviene que se produzca la caída del régimen de Kim Jong-un ni una eventual reunificación de ambas Coreas.
-¿Cuáles son las deudas que dejó este viaje? ¿El tema de los derechos humanos, por ejemplo?
El ex presidente Barack Obama buscó aumentar la presencia e influencia de EE.UU. en Asia a través de dos iniciativas muy claras: El llamado "Giro al Pacífico", que buscaba tener desplegado el 60% del poderío naval estadounidense en el Asia-Pacífico para 2020; y Acuedo Transpacífico de Cooperación Económica, el TPP.
No está claro aún si Trump mantendrá vigente el "Giro al Pacífico" y ya vimos que una de sus primeras medidas tras llegar a la Casa Blanca fue dar de baja el TPP. Frente a la ausencia de ambas iniciativas, China está comenzando a llenar ese espacio vacío en términos de liderazgo regional, desafiando a EE.UU.
Y sí, el tema de los derechos humanos estuvo ausente de la etapa china de la gira, ya que es un asunto que incomoda a Beijing, lo que demuestra el pragmatismo de EE.UU. ante este punto.