El presidente de Argentina, Alberto Fernández, descartó este miércoles poner fin al confinamiento vigente desde el 20 de marzo para frenar la propagación del COVID-19, porque sería "llevar a la muerte a miles de argentinos", aunque analiza una apertura paulatina.
"Sepan que salir de la cuarentena ya, en los términos que ellos reclaman, es llevar a la muerte a miles de argentinos porque no lo podemos controlar", declaró Fernández al referirse al reclamo de un sector de la oposición, junto a economistas liberales y empresarios, de poner fin al aislamiento social obligatorio.
Una campaña en las redes sociales convoca a manifestarse contra la cuarentena este jueves en medio del derrumbe de una economía que ya venía de dos años de recesión. El gobierno argentino estimó que el PIB caerá 6,5% en 2020.
"Están jugando con el malestar que tienen los argentinos. Les pido que miren los informes, si no hubiéramos hecho la cuarentena tendríamos miles de muertos, que no llegaron porque fuimos responsables", aseguró en declaraciones a Radio con Vos.
Sin embargo, dijo que Argentina está cerca de cumplir el objetivo de duplicar los contagios en un plazo no menor a 25 días, por lo que "es muy posible que podamos hacer una apertura mayor en estos días" a partir del próximo lunes.
"No se puede hacer cuarentena y que la economía funcione. Los que lo eligieron (priorizar la economía) terminaron juntando muertos en camiones frigoríficos y enterrándolos en fosas comunes", advirtió.
El Estado argentino ha desplegado una serie de subsidios a jubilados, desempleados, trabajo no registrado, créditos a pequeñas y medianas empresas y facilidades para paliar la situación económica.
El oficialismo impulsa además una ley para que haya "un aporte excepcional de las grandes fortunas", que según Fernández representan "1.300 millones de dólares que están en manos de 11.000 argentinos".
El 20 de marzo, el gobierno decretó el aislamiento social obligatorio por 15 días y lo viene prorrogando cada dos semanas. Solo fueron flexibilizadas las medidas en algunas zonas más despobladas y sin contagios, pero siguen firmes en Buenos Aires y su periferia, donde viven un tercio de los 45 millones de habitantes.
Argentina suma hasta el miércoles 5.197 contagiados, de ellos murieron 273 personas.