-Por la forma violenta de actuar, ¿puede tratarse de integrantes de una banda narco?
-Yo hablo de organizaciones para cometer delitos que pueden ser de menor o de mayor entidad, pero que en definitiva presuponen la presencia de varias personas y con crímenes que han sido concertados y concordados en el cometimiento de estos ilícito. Puede ser el caso.
-Hay dos sospechosos venezolanos.
-Hay un fenómeno creciente de personas que emigran de un país de origen a otro, que vienen a cometer delitos porque es una forma de autofinanciarse. De manera entonces que tienen como una suerte de escuela previa que luego ejecutan en los países en los que se encuentran. En Chile se reciben migrantes con esas características, con ese perfil. Yo no digo que en general la migración traiga aparejado aquello, pero hay personas extranjeras que efectivamente se introducen en el mundo delictual.
-En países como México o Brasil son habituales los asesinatos de la policía, pero en Chile no era así. Pero en los últimos 23 días suman tres asesinatos.
-Hay un factor que a mí me parece muy relevante, que son las señales que da la autoridad sobre cuál es el camino para combatir eficazmente el incremento delictual. Cuando la autoridad no tiene decisión sobre el combate al crimen, los que se encuentran al otro lado de esta orilla, que son los que cometen delito, se sienten de alguna manera autorizados y validados. Eso pasa en Chile.
-¿Por qué no logra detenerse la delincuencia?
-Es creciente el número de delitos que se empiezan a cometer, pero la autoridad no está encarando de manera adecuada el problema. Un caso de éxito fue el robo de los cajeros automáticos. La autoridad en aquel tiempo se reunió con los bancos, supermercados donde existían estos cajeros, y adoptaron medidas. Así el robo de cajero automático decayó. Hubo una política pública de persecución sobre el particular. Y eso es lo que se echa de menos.
-¿Y por qué crece el asesinato de policías?
-Cuando no se adoptan las medidas prontamente, luego no se puede paralizar o reducir el incremento criminal. En el caso particular de la muerte de policías esto ya se asentó. Mi opinión es que los delincuentes hoy día tienen perfecta claridad de que dispararle a la fuerza pública no tiene mayores riesgos. Lo que hasta hace algunos años era muy infrecuente.
Se comienza con esta lógica de la falta de apoyo de la autoridad a los policías, a su trabajo y a lo delicado que significa el control público cuando tiene al frente un adversario que se encuentran armado. Sin mencionar las inseguridades de los mismos funcionarios policiales en cuanto a que, si actúan de una determinada manera haciendo uso de su arma de servicio, pueden eventualmente sufrir no solamente desde el punto de vista corporal personal, sino que también del punto de vista institucional e incluso penal.
Yo creo que eso es la señal equívoca que existió de la autoridad durante algún tiempo y que hoy día nos tiene en esta lógica en que los delincuentes, sin ningún reparo atacan policías, a partir del disparo ya, ni siquiera en la huida, sino que en el enfrentamiento directo.
-¿Este modus operandi tan violento es propio de bandas narcos venezolana o chilenas?
-Está presente en países como Venezuela o México donde se ha hecho una suerte de tradición ese tipo de delitos violentos contra la policía. La presencia de armas es un factor muy clarificador de que el que las porta está decidido a usarla. Pero una cosa es usarla para infundir temor, para intimidar, y para poder concretar el hecho delictual. Y otra cosa muy distinta es usarla directamente.
El punto es que este tipo episodios puede repetirse. No me cabe ninguna duda que de ayer a hoy hay muchos integrantes de estas bandas delictuales que precisamente están decididos a usarla y contra aquellos que están encargados del orden público. La forma de actuar de estas bandas es la de disparar directamente al cuerpo y a la parte más sensible, precisamente con el sentido doloso de dar muerte. O sea, no se busca lesionar, sino asesinar. En cambio el policía en pocas ocasiones que ha realizado el uso de sus armas, tienen el protocolo que los obliga a a disparar en el caso que corresponda a partes no dañinas.
-Pero tiene a un adversario en frente que hace todo lo contrario.
-Entonces yo creo que ahí es donde las señales de apoyo son claves, no solamente son discursivas. En definitiva cómo se le debe tratar y respaldar al policía que cumple su tarea en la calle es importante, es de lo más relevante. Yo creo que hoy día en general la gente está muy sensible a aquello y por eso el apoyo a las fuerzas policiales ha ido creciendo sostenidamente. La gente observa que no hay de parte de la autoridad un apoyo de verdad.
-¿La ley Naim Retamal no te parece suficiente?
-Hay una tendencia a pensar de que la sola circunstancia de aprobar una ley bastaría. Pero el tema es que posteriormente la ley debe aplicarse y en la aplicación, obviamente vienen los criterios y las tesis fundamentalmente judiciales, que son las que le dan realidad a la norma. Es decir, la norma puede decir efectivamente y regular una determinada materia, pero luego viene su aplicación concreta por parte de los tribunales en casos específicos.
Lo que ocurre es que se asentó un sentir equivocado en mi opinión, en orden a que el policía no cumple satisfactoriamente sus protocolos en la realidad del sur de Chile. Y esto se trasladó desafortunadamente a la Región Metropolitana. La delincuencia escuchó el mensaje y lo aprovechó. El estallido fue el punto más notorio de esta tendencia anti policía. Afortunadamente, como te decía, hoy las encuestas son favorables.
-¿Y cómo evalúas el rol del Presidente en esta materia?
-De alguna manera ha tenido un acercamiento a la realidad. Que es valioso. Todavía le pesa su postura inversa mientras fue parlamentario. Para proteger el Estado de Derecho, las instituciones policiales necesitan un debido respaldo para poder llevar adelante sus funciones. Es lo que debe primar siempre, independientemente de las posiciones ideológicas.
Boric ha sabido ajustarse a esta realidad y reconociendo que en su momento, aunque no lo ha dicho muy explícitamente, se equivocó. Pero la gente no olvida estas cosas. La policía no lo olvida. Hace cuatro o cinco años mi opinión era completamente contraria y hoy día le estoy dando un respaldo que no le di. Su forma de actuar en el pasado no se olvida, porque fue muy doloroso. Es terrible que las propias instituciones sientan que no tienen el respaldo de quienes están a cargo de liderar precisamente las decisiones más sensibles de nuestro país.
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