Cinco días después de su dimisión, el expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, declara este viernes ante la justicia como investigado en el procedimiento abierto por un presunto delito de "agresión sexual" por su beso forzado a la jugadora Jennifer Hermoso.
Rodeado de una gran expectación mediática, el ya exidirigente está citado a las 12H00 locales (10H00 GMT) en el tribunal madrileño de la Audiencia Nacional, principal instancia penal española, donde será interrogado por el juez Francisco de Jorge, a cargo del caso, en una vista que se celebrará a puerta cerrada.
Desde una reciente reforma del Código Penal español, un beso no consentido puede considerarse agresión sexual, una categoría penal que agrupa todos los tipos de violencia sexual.
Las penas por un beso forzado pueden ir desde una multa hasta cuatro años de prisión, de acuerdo con fuentes de la Fiscalía.
El ministerio público también contempla un supuesto delito de coacciones, ya que Hermoso afirmó en su declaración "que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron una presión constante y reiterada por parte de Luis Rubiales y el entorno profesional de este, para que justificara y aprobara los hechos", de acuerdo con la querella de la Fiscalía.
El expresidente de la RFEF desató una ola de indignación internacional cuando el pasado 20 de agosto besó en la boca a la jugadora Jenni Hermoso en la entrega de medallas del Mundial de Australia, tras la victoria de España.
Esa acción, sus gestos en el palco llevándose la mano a los genitales y su posterior negativa a dimitir cinco días después llevaron a su suspensión por parte de la FIFA durante 90 días.
Finalmente, con un expediente abierto por la justicia deportiva española y una querella de la Fiscalía, Rubiales anunció su dimisión el domingo.
"Fue un acto mutuo", explicó Rubiales, de 46 años, sobre el beso. "No fue intencionado. No había connotación sexual de ningún tipo, sólo fue un momento de felicidad, la gran alegría del momento", afirmó durante una entrevista a un programa de televisión británico emitida el martes
"Mis intenciones eran nobles, 100% no sexuales, 100%, repito 100%", reiteró.
Su versión choca, sin embargo, con la de Jenni Hermoso, quien ya había indicado que se sintió "vulnerable y víctima de una agresión" cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de "un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento". La jugadora, de 33 años, presentó una denuncia la semana pasada.