Los chilenos aún no se recuperaban de la goleada 4-1 que la Alemania de Rummenigge le había propinado a "La Roja" el domingo 20 de junio de 1982, dejando prácticamente en el suelo las posibilidades de clasificar a la segunda ronda del mundial de España.
Y mientras al día siguiente en las calles y oficinas del país, la gente sacaba la calculadora para ver las escasas opciones de la selección y se ilusionaba con una improbable goleada a Argelia en el último partido de la fase grupal, ese lunes 21 de junio se producía uno de los momentos más extraños e inexplicables en la historia de los mundiales.
Francia y Kuwait se enfrentaban por la segunda fecha del grupo 4 en el estadio José Zorrilla de Valladolid. Los europeos, con su gran estrella Michel Platini, habían decepcionado en su debut perdiendo 3-1 con Inglaterra y necesitaban recuperar terreno, mientras que los asiáticos, que jugaban su primer Mundial en la historia, habían sorprendido empatando con Checoslovaquia, en un partido que merecieron ganar.
Pese a la ilusión kuwaití, los franceses controlaron las acciones y, faltando siete minutos para el final ganaban cómodamente 3-1... hasta que llegó el minuto 83, cuando se produjo un momento que quedará grabado en la historia de los mundiales.
Fue en ese momento en que el talentoso volante Alain Giresse marcó el cuarto gol francés, después de que la defensa rival se quedara detenida sin mayor explicación y levantando las manos.
Y mientras los galos celebran el gol legítimo, los kuwaitíes reclamaban al árbitro soviético Miroslav Stupar señalando que habían escuchado un silbato y que creían que la jugada estaba invalidada, pese a que el árbitro nunca la interrumpió.
Fue entonces cuando, desde el palco, un hombre vestido con túnica y turbante se puso de pie y empezó a hacer claros gestos con la mano, invitando a los jugadores de la selección de Kuwait que se retiraran del campo.
Ese hombre era nada menos que el jeque Fahid Al-Ahmad Al Sabah, presidente de la Federación de Fútbol de Kuwait y hermano del gobernante de ese pequeño país del Golfo Pérsico. Como sus jugadores no le entendían muy bien, decidió bajar a la cancha, mientras, inexplicablemente, las fuerzas policiales españolas lo dejaban pasar. Incluso, los uniformados lo protegieron de los fotógrafos y camarógrafos que querían captar la curiosa imagen.
El jeque habló con sus jugadores y luego se dirigó al árbitro, tras lo cual se retiró de nuevo al palco con tranquilidad. ¿Por qué?.... Porque Stupar, ante la sorpresa de todos, ¡anuló el gol legítimo! y decretó un saque neutral, causando la indignación del cuerpo técnico francés que fue a reclamarle al árbitro.
Sin embargo, esta vez, sí intervino la policía y sacó de la cancha al entrenador francés. Un minuto después, los europeos volvieron a marcar un gol, que esta vez sí fue validado, decretando un 4-1 final.
La FIFA castigó con 10.000 dólares al jeque, amonestó a los organizadores y Stupar nunca más pudo dirigir partidos internacionales. Casi 8 años despúes, el 2 de agosto de 1990, el jeque Fahid Al-Ahmad Al-Sabah murió asesinado por las tropas iraquíes que ocuparon el palacio kuwaití de Dasman, en la Primera Guerra del Golfo desatada tras la invasión ordenada por Saddam Hussein.
Tres días después de este partido, las calculadoras y las ilusiones se apagaron para los chilenos: "La Roja" jugó con Argelia, perdió 3-2 y se retiró con 3 derrotas en 3 partidos. Su peor desempeño en los 9 Mundiales en que ha participado.