AFP
Con un gol agónico de Nemanja Maksimovic (118), Serbia hizo historia al ganar su primer título mundial Sub-20 como país independiente este sábado en Auckland, donde superó 2-1 a Brasil en el alargue, tras 1-1 en la final de la Copa del Mundo de Nueva Zelanda-2015, que cerró el podio con Mali después de su victoria 3-1 sobre Senegal.
Los serbios evitaron el sexto título de la Canarinha en su novena final en 18 participaciones, con el que hubiera alcanzado a Argentina al tope del palmarés, para agigantar más aún su historia en la competición.
El equipo balcánico de Veljko Paunovic se puso en ventaja con tanto del delantero Stanisa Mandic (70), pero enseguida el centrocampista Andreas Pereira igualó (73) para el once de Rogerio Micale con un golazo de jugada personal, estirando el misterio a la prórroga, en la que los serbios por tercera vez en el torneo se llevaron el triunfo antes de llegar a los penales, ejercicio al que sí se sometieron contra Estados Unidos en cuartos (victoria 3-1).
En un estadio North Harbour con 25.000 personas que se preparaban para el drama de los penales, apareció sobre el epílogo del alargue el héroe serbio Maksimovic, que había tirado el centro del gol de Mandic, y aprovechó un pase filtrado de Andrija Zivkovic para superar a Jean con un remate raso y cruzado que le dio a Serbia su primer título mundial como país independiente, ya que la desmembrada Yugoslavia había logrado la corona en Chile-1987.
En el aperitivo de la final, Mali se quedó con el tercer puesto al remontar 3-1 a Senegal, logrando la segunda medalla de bronce de su historia después de la conquistada en Nigeria-1999, tras un partido electrizante con un penal atajado por bando y que se inclinó en los últimos minutos.
Los senegaleses abrieron el marcador a los 68 minutos por medio del atacante Ibrahima Wadji (64), pero los malienses dieron vuelta la historia con un doblete de excelente factura de Adama Traore (74, 83), el mejor jugador del partido en el estadio North Harbour, y una diana de Diadie Samassekou (90+1). La historia empezó a inclinarse cuando el defensa senegalés Moussa Ba vio la tarjeta roja por doble amarilla (44).