Sus canastos y artesanías adornan hace décadas una carretera que -ahora con rejas- ha ido alejando de sus encantos a los turistas. Pero a menos de dos horas de Santiago, la Ruta del Mimbre está más viva que nunca y no solo con sus creaciones en esta fibra natural, sino también con deporte aventura y gastronomía costumbrista.
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