Estudio reveló los ocho productos cotidianos que consumen más agua que ChatGPT



La última actualización de ChatGPT, que incluye la capacidad de generar imágenes mediante inteligencia artificial, ha reavivado el debate sobre los impactos medioambientales de estas tecnologías. Más allá de las preocupaciones por los derechos de autor, un nuevo foco de controversia se centra en el alto consumo de agua asociado al funcionamiento de los modelos de IA como ChatGPT, Gemini o Grok.
Cada vez que un usuario realiza una consulta a un chatbot de inteligencia artificial, se activa una compleja infraestructura que no solo consume grandes cantidades de electricidad, sino también de agua, un recurso limitado y cada vez más escaso. De hecho, según el Instituto de la Ingeniería de España (IIE), una sola consulta a ChatGPT puede consumir tres veces más energía que una búsqueda tradicional en Google.
Un estudio realizado en octubre de 2023 por la Universidad de California, titulado “Reduciendo la sed de la IA: Descubriendo y abordando la huella hídrica secreta de los modelos de IA”, reveló que durante el entrenamiento de grandes modelos de lenguaje como GPT-3, se utilizaron enormes cantidades de agua para enfriar los centros de datos.
En concreto, para generar entre 10 y 50 respuestas, se estimó que se consumen hasta 500 ml de agua, dependiendo de la complejidad de la consulta. Por otro lado, pedirle a ChatGPT recrear una imagen consume entre 2 y 5 litros de agua.

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Los productos que consumen más agua que ChatGPT
No obstante, es importante poner este consumo en perspectiva. Existen muchos otros productos con una huella hídrica significativamente mayor.
Según datos de la plataforma Water Footprint Network, producir un kilo de chocolate requiere 17.200 litros de agua, mientras que obtener un kilo de carne de vaca consume unos 15.400 litros. La producción de otros tipos de carne también requiere cantidades importantes: 8.700 litros para la de cordero, 6.000 para la de cerdo y 4.300 para la de pollo.
Los lácteos tampoco se quedan atrás: para producir un solo vaso de leche se necesitan 255 litros de agua. Como alternativa más sostenible, las bebidas vegetales, en especial la de avena, presentan una huella mucho menor.
Otros productos con alto impacto hídrico son los textiles. Por ejemplo, fabricar unos jeans requiere aproximadamente 8.000 litros de agua, y producir un kilo de algodón puede consumir hasta 10.000 litros.
Frente a esta realidad, revisar nuestros hábitos de consumo puede marcar una diferencia significativa en la reducción de nuestra huella hídrica personal. Existen herramientas online, como calculadoras de huella hídrica, que permiten conocer el impacto de nuestras elecciones cotidianas y tomar decisiones más conscientes e informadas.
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