Llegaron a vivir en la periferia de distintos puntos de Chile, sin ningún tipo de servicios. Por décadas sobrevivieron al hacinamiento y a los errores de construcción. Pero un plan de erradicación promete reparar, en parte, las huellas del abandono social, y ya hay 42 mil familias haciendo maletas y guardando recuerdos para partir de nuevo.
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