¿Por qué está cayendo el precio mundial de los alimentos?
Los precios mundiales de los alimentos cayeron a su nivel más bajo en casi cinco años, con un marcado declive de los cereales, la carne y el azúcar, una estabilización de los aceites y un repunte de los lácteos.
Según el índice de precios de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, en su sigla en inglés), en febrero hubo una caída promedio del 1% respecto a enero.
El índice de la FAO mide la evolución mensual global de los precios de exportación de una canasta de cereales, aceites, productos lácteos, carne y azúcar.
Concepción Calpe, economista del departamento de Comercio de la FAO, explicó a BBC Mundo las razones detrás de esta caída.
"Elevada producción global, bajos precios del crudo, subida del dólar y una limitada demanda de grandes importadores, incluyendo a China. La situación actual es exactamente la opuesta a la que había en 2007-2008 cuando se produjo la disparada de los precios de los alimentos", indicó Calpe.
La tormenta perfecta
En 2007-2008 China crecía a tasas de dos dígitos, el precio del petróleo estaba por las nubes, la demanda había estimulado una enorme inversión y los bancos y fondos de pensiones calentaban el mercado mundial de los bienes básicos.
Era la llamada "tormenta perfecta" sobre los precios de alimentos y otras materias primas que alcanzaron niveles exorbitantes poco antes del estallido financiero de 2008.
El panorama es hoy un espejo invertido.
En febrero los cereales cayeron 3,2% respecto a enero, la carne un 1,4% y el azúcar un 4,9% mientras que el aceite se mantuvo.
Solo los productos lácteos aumentaron en un 4,6%.
"Aparte de factores comunes como el precio del petróleo y el del dólar, cada producto tiene una dinámica propia que depende de las peculiaridades de su mercado", señala Calpe.
La caída del trigo respondió al aumento productivo de los principales exportadores.
En la carne hubo una clara diferencia entre los costos más bajos del vacuno, carnero y cordero frente a los precios más estables de carne de ave y el aumento del cerdo.
Con el azúcar la baja se debió al aumento de la producción del mayor exportador mundial, Brasil y el anuncio de subsidios a las exportaciones de azúcar de India.
En el caso del aceite, que cubre desde la soja hasta el aceite de oliva y de palma, tuvieron especial peso los subsidios al biodiésel en Indonesia o el impacto de las inundaciones en uno de los grandes productores, Malasia.
El sube y baja de los precios
La relación entre el precio internacional de un producto y el que paga el consumidor es compleja.
Un fenómeno bastante común es que los precios al consumidor suben cuando hay un aumento de los de exportación, pero menos frecuentemente bajan cuando estos valores descienden.
Este fenómeno se ve con frecuencia en el precio de la gasolina que fluctúa con los valores internacionales del petróleo o los del pan o las pastas influídos por el precio del trigo.
"El precio que paga el consumidor depende de muchos factores. El transporte, los márgenes de los supermercados, los distintos intermediarios en la cadena. El consumidor no compra trigo. Compra pan o pasta que tiene entre sus compuestos al trigo. A esto se le suman otros factores como el tipo de cambio que impactan en el precio tanto si un país es importador como si es exportador", señala Calpe.
Por unos dólares más
Una devaluación puede producir un fuerte encarecimiento de los precios de un país consumidor de alimentos que tiene que pagar más en dólares por lo que compra.
Curiosamente el efecto puede ser similar en algunas naciones exportadoras porque la devaluación favorece las ventas al exterior y al mismo tiempo eleva los precios al consumidor del propio país.
Esto se debe a que los exportadores buscan emparejar el precio del mercado interno en moneda local con el que pueden conseguir en dólares del exterior.
En los precios influye también la estructura económico-social y política de los países dominantes en cada mercado.
Lácteos, cereales y carnes tienen una fuerte presencia de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia, Argentina, Brasil, Europa.
En mercados como el cereal se añaden a estos países Ucrania y Kazajistán.
En aceites Brasil, Malasia, Indonesia, Estados Unidos y Argentina son los actores dominantes en las distintas variedades que incluyen a este producto.
Las peculiaridades de cada una de estas naciones impactarán en el valor final del producto.
Tendencia histórica
En buena parte del siglo XX la evolución del precio de los productos primarios – incluyendo alimentos – estuvo muy por debajo de la de los productos manufacturados que exportaban los países desarrollados.
A esta relación se la denominó "términos desiguales de intercambio".
Esta situación complicaba las perspectivas de desarrollo de países que dependían de sus productos primarios para motorizar el despegue de sus economías.
"Esta situación cambió en 2007-2008 de la mano de la incorporación de China e India al mercado mundial y generó mucho interés en los bancos y entidades financieras que empezaron a tener sus propios departamentos de commodities. Muchos dicen que esta presencia financiera afectó los precios por vía de la especulación. No hay investigaciones concluyentes al respecto, pero lo que está claro es que influyó en la volatilidad de los precios", señala Calpe.
El cambio favorable de los términos de intercambio manufacturas- productos primarios permitió un espectacular crecimiento económico-social de países en desarrollo, como se vio en América Latina.
Entre 2002 y 2012 la región creció a un promedio del 5% anual y unas 100 millones de personas salieron de la pobreza.
Todo lo cual abre un interrogante sobre las perspectivas económicas de la región.
El futuro
¿Estamos regresando al modelo de intercambio desigual entre manufacturas-servicios y productos primarios que rigió en el siglo XX?
El mercado de los alimentos suele tener un comportamiento diferente al de los commodities industriales.
Mientras estos últimos dependen más del crecimiento de la economía mundial por su vínculo directo con los procesos de producción – petróleo, cobre o acero son ejemplos clásicos – los alimentos tienen una demanda menos variable.
A menos de que haya crisis extremas, los países siguen consumiendo alimentos.
Aún así, señal de los nuevos vientos que soplan, muchos bancos y entidades están cerrando sus departamentos de commodities.
En la FAO son cautelosos a la hora de hacer futurología respecto al comportamiento futuro del mercado de alimentos.
"Dependen de demasiados factores. En términos de oferta y demanda vemos una tendencia a la baja, pero ¿cómo se puede preveer el precio del dólar o del petróleo o las políticas agrícolas de los países o los factores que afectan la oferta como el clima? Son demasiadas variables para poder hacer un pronóstico preciso", señaló Carpe a BBC Mundo.
Aún así, los exportadores de alimentos de la región deberían prepararse para un período de vacas flacas.