¿Por qué necesitamos las manos cuando tenemos que resolver grandes problemas?
¿Cuántas veces utilizas las manos cuando tienes que sacar una cuenta, recordar un episodio, explicar algo o solucionar un problema?
Esto a pesar de que nuestra habilidad de pensar y razonar ha sido entrenada -y puesta a prueba- para que sólo usemos la mente.
En el colegio, los niños aprenden rápidamente a contar "con la mente", sin que tengan que ayudarse con los dedos, en los exámenes no suelen permitir consultar libros y en muchas entrevistas de trabajo suelen haber pruebas de inteligencia en donde lo único que hay que hacer es señalar una casilla.
La suposición implícita que subyace en estas prácticas es que el comportamiento verdaderamente inteligente se origina sólo en la parte interna del cerebro.
Y es esta visión la que queremos desafiar, rechazando la metáfora de que la mente es como un computador en que los pensamientos salen de un cerebro que procesa la información que le llega del mundo exterior.
Hemos demostrado que los pensamientos, decisiones y razonamiento de las personas pueden ser transformados por la interacción física con las cosas.
En otras palabras, pensar sólo con la mente -como lo haría un computador- no es equivalente a pensar con tu cerebro, tus ojos y tus manos, como solemos hacerlo los humanos.
¿Por qué tocas?
En el proceso de resolver un problema, tendemos a tomar artefactos y manipularlos para aumentar y transformar nuestra capacidad de pensar y explicarnos.
Toma como ejemplo el juego de Scrabble: los jugadores agarran, arreglan y reordenan las fichas que reciben hasta que dan con la palabra.
Si el pensamiento estuviera solo "en la cabeza", ¿Qué sentido tiene manipular tanto las fichas?
Estos movimientos son una parte integral en el proceso de generar palabras.
En la medida que los jugadores reconfiguran lo que tienen delante, ellos no sólo están facilitando la forma de pensar: están pensando.
Esto sugiere que el pensamiento es fundamentalmente relacional: se despliega a lo largo de una serie de cambios físicos en el ambiente que a veces afecta, y otras es afectado, por una serie de cambios biológicos en el cerebro.
Papel y lápiz
Para poner esto a prueba, en nuestro estudio diseñamos pruebas en la que las personas podían interactuar físicamente con las propiedades del problema.
Esa interacción inevitablemente beneficiaba el desempeño.
Esto se debe en parte a que los cambios físicos en el ambiente (como contar con los dedos) ayuda a que las personas recuerden qué información están considerando.
Pero también da pie a nuevas posibilidades de acción, o revela nuevas formas de resolver el problema.
Las personas son más creativas y eficientes cuando resuelven problemas con sus manos: el pensamiento es una actividad incrustada al medio físico.
Este fue el enfoque que aplicamos en un estudio sobre creatividad y percepción.
Si bien plantear un problema en el clásico formato del papel y lápiz no llevó a grandes avances, aquellos que podían hacer uso de artefactos para construir modelos del problema eran mucho más propensos a llegar a gran solución, independientemente de las habilidades cognitivas que tuvieran los participantes.
Y también aplicamos este enfoque al estudio sobre razonamiento estadístico complejo.
Papel y dedos por todas partes
Investigaciones anteriores habían arrojado que, dependiendo de la facilidad de cada quien para representar mentalmente la información presentada, entre el 11% y el 40% de las personas habían podido resolver estos problemas razonándolos con la sola ayuda de un papel y un lápiz.
En el último trabajo, presentamos la misma información en un paquete de cartas que los participantes podían arreglar de la forma que quisieran.
No todos los participantes usaron activamente las cartas -quizás por temor a que fueran juzgados si lo hacían- y aun así, la tasa de éxito para aquellos que aprovecharon la oportunidad de usar el material que tenían aumentó a un 75%.
Así que la próxima vez que tu niña utilice sus dedos, o veas que tus empleadao esparcen la información en sus escritorios y paredes, quédate tranquila: no es que tengan una capacidad limitada para pensar bien.
De hecho, están aumentando su habilidad para pensar.
Tu mente no funciona como un computador, piensa con objetos (incluyendo computadores) y con las personas que te rodean.
Y nuestra capacidad de pensar y razonar bien en un momento dado depende tanto de nuestras capacidades cognitivas como de la riqueza o escasez de cosas materiales con las que apoyar nuestro pensamiento y nuestra toma de decisiones.
*Gaëlle Vallée-Tourangeau es profesora de comportamiento organizacional de la universidad de Kingston, Inglaterra, y Frédéric Vallée-Tourangeau es profesor de psicología de la misma universidad. Ellos escribieron este artículo para el sitio académico The Conversation.