Es la final del J-Bay Open de Sudáfrica, una de las competiciones del principal circuito de surf profesional, el australiano Mick Fanning espera atento la siguiente ola.
De repente, algo se mueve a su espalda. Es un tiburón.
El tres veces campeón sujeta la tabla y se impulsa con las piernas, mira atrás, gira y trata de encararlo. Pero cae al agua y desaparece durante unos segundos, hasta que una moto acuática llega hasta él.
Ocurrió el domingo pasado y fue una situación extraordinaria. Porque, si ver un tiburón mientras nadas en el mar es improbable, más lo es que te ataque.
¿Por qué es tan inusual el doble ataque de tiburón ocurrido en EE.UU.?
De acuerdo con el Museo de Historia Natural del estado de Florida (FLMNH, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos la probabilidad es de 1 entre 11,5 millones.
Y una entre 30 millones si se nada en la costa de Perth, en Australia, según un estudio de la Universidad de Australia Occidental.
Ambos son los lugares en los que más ataques de tiburón se registran.
Además, los tiburones no se alimentan carne humana, pero siempre pueden dar un mordisco para comprobar si eres comida o no.
Por eso, si coincides con un tiburón, no te hagas el muerto, recomiendan los expertos.
Pero más allá de los métodos humanos, que no pueden sino confiar en que la persona que enfrenta al animal tenga los nervios de acero, algunos están intentando echar mano de la tecnología para evitar los ataques.
He aquí tres de las soluciones más innovadoras.
¿Funcionan? Lee y entérate.
1. Drones y monitoreo con sonar
En los cuartos de final del J-Bay de Sudáfrica un dron avistó la silueta de un tiburón en una ola, contaba el once veces campeón mundial de surf Kelly Slater en su cuenta de la red social Instagram, cuando supo del ataque a Fanning.
Y el director ejecutivo de la Liga Mundial de Surf, Paul Speaker, informó que implementarán lo antes posible un sistema de drones para identificar cualquier posible amenaza en el agua durante las competiciones, incluyendo tiburones u otros animales.
Asimismo, explicó que están discutiendo la posibilidad de monitorear de forma subacuática.
Es lo que pretende hacer Shark Attack Mitigation Systems (SAMS), una organización australiana que investiga formas de mitigar los ataques de tiburones, y Optus, la mayor compañía de telecomunicaciones de Australia con Clever Buoy.
Se trata de una boya amarilla que usa tecnología de sonar para detectar cuerpos del tamaño de un tiburón en las zonas costeras.
Y cuando los localiza, envía una señal vía satélite a los guardacostas.
"Se identifican menos del 5% de los tiburones (en la costa), así que esta tecnología tiene el objetivo de localizar al otro 95%", explica el cofundador de SAMS, Craig Anderson.
2. Trajes de neopreno que despistan
Antes de crear la boya inteligente, en 2013 Craig Anderson desarrolló unos trajes de neopreno para despistar a los tiburones.
Con apoyo de la Universidad de Australia Occidental, ideó dos modelos. Para el primero, al que llamó Elude, investigó la manera en la que ven los tiburones y diseñó un traje en el se entremezclaban varios tonos de azul.
Según el empresario australiano, los bañistas que llevaran puesto el traje Elude(eludir) serían menos visibles para el depredador.
Las rayas blancas y negras del segundo modelo, el Diverter (desviador), pretendían indicar al tiburón que quien lo llevaba puesto no era nada suculento, que no había comida allí.
"El patrón de rayas repele a muchos animales, ya que les indica que la potencial presa no es segura para comer", explicó a la BBC el investigador de la Universidad de Australia Occidental, Shaun Collin.
Ambos modelos salieron a la venta en julio de 2013, por $495 cada uno.
3. Muñequeras y otros dispositivos disuasorios
La compañía australiana SeaChange Technology optó por otra vía y tras 20 años de investigación sacó al mercado Shark Shields, un dispositivo pueden portar los buceadores y se puede adherir a la tabla de surf o al kayak.
El aparato genera un campo electromagnético que repele tiburones sin generarles ningún daño, otro de los objetivos de la empresa.
Y es que estos depredadores tienen en su hocico una gran cantidad de receptores eléctricos muy susceptibles a los estímulos.
Así, el campo electromagnético del Shark Shields sobreestimula estos receptores, algo desagradable para el tiburón, por lo que opta por alejarse.
Es el mismo principio del que se sirve Sharkbanz, una muñequera ideada por el estadounidense Nathan Garrison.
Y el de la barrera eléctrica que están probando en la playa Glencairn, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
¿Y sirven?
"He probado muchas de las tecnologías para evitar ataques de tiburones y ninguna ha sido satisfactoria", dice a BBC Mundo el biólogo marino y experto del Shark Lab (laboratorio de tiburones) de la Universidad Estatal de California, en Long Beach, EE.UU.
"El problema con ellas es que dan a la gente una falsa sensación de seguridad y, por consiguiente, arriesgan demasiado", dice.
"Hay un montón de aspectos del comportamiento de ese animal que no entendemos. Entonces, ¿cómo se puede desarrollar (la tecnología para repelerlo) si no conocemos su comportamiento del todo?", advierte.
"Yo me inclino más por que el público sea inteligente y entienda los riesgos", añade.
"Si la gente está preocupada, entonces que simplemente no se meta al agua".