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Agente secreto deportivo... ¿el trabajo soñado?

Agente secreto deportivo... ¿el trabajo soñado?
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Dan Dobson se encargaba de ver partidos de tenis y avisar de los puntos marcados a los sindicatos de apuestas. El trabajo era ideal hasta que terminó por convertirse en ilegal.

A los 22 años Dan Dobson tenía el trabajo que había soñado.

Consistía en viajar alrededor del mundo en compañía de amigos, viendo partidos de tenis del más alto nivel.

Sí, ese era su trabajo.

Claro, Dan no era un simple espectador en cada partido. Tenía que enviar a un sindicato de apostadores cada punto que anotaran los jugadores en tiempo real.

Para transmitir los datos utilizaba un dispositivo como una consola de juegos oculta dentro de su short.

"Te sentabas en la cancha de tenis por el tiempo que te necesitaran, presionando botones en un dispositivo cosido a mis pantalones, para transmitir el marcador a Londres. Por ejemplo, presionabas 1 para (Novak) Djokovic, 2 para (Andy) Murray, tan rápido como pudieras", cuenta el joven.

¿Pero se trataba de una actividad ilegal? ¿Por qué transmitir clandestinamente información?

El competido mundo de las apuestas

Dan trabajaba para apostadores deseosos de tener una ventaja sobre sus rivales. En la práctica, era como un espía que reportaba información en tiempo real. En inglés se le llama "courtsider" o scout.

La razón por la que me contrataron es porque estando en la cancha yo podía trasmitir la información mucho más rápido que la televisión o las compañías de apuestas”.
Dan Robson, espía deportivo

Reportar al estilo de Dobson está intrínsecamente vinculado a un tipo de apuestas efectuadas mientras el evento se lleva a cabo, que son conocidas como "in-game".

Este tipo de apuestas se registran en portales como Betfair, donde los apostadores se enfrentan unos a otros, fijando montos sobre lo que ocurrirá al minuto siguiente con un jugador o un equipo mientras el partido o el encuentro se desarrolla.

"La razón por la que me contrataron es porque estando en la cancha yo podía trasmitir la información mucho más rápido que la televisión o las compañías de apuestas", explica Dobson.

El valor de la información

La compañía para la cual trabajaba el joven está ubicada en un modesto edificio en Battersea, en el sur de Londres, y dirigida por Steve High, presidente de Sporting Data Limited, la cual proveía de servicios de información a un sindicato de casas de apuesta.

El sindicato cuenta con un software para apostar en tenis, el cual hace estimaciones a cada instante del partido sobre las probabilidades de cada jugador de ganar el encuentro, lo cual se refleja la tasa que multiplica cada apuesta que se hace.

La diferencia entre recibir la data de primero y cambiar la posición de las apuestas puede valer miles de dólares por cada punto, algunas veces hasta decenas de miles, y cabe recordar que en un partido de tenis se juegan muchos puntos.

Es por eso que muchos sindicatos han comenzado a contratar a personas para que reporten cada juego. High comenta que escuchó que para la final del torneo de Wimbledon del año pasado trabajaron 75 personas como scouts de los apostadores y haciendo apuestas ellos mismos.

Un oficio mal visto

En los torneos en los que Dobson participó, en el Medio Oriente, Nueva Zelanda y Australia, pudo identificar a sus "colegas", pero no habló con ellos. Eran sus rivales.

Las autoridades del tenis han tratado de erradicar de los torneos a estos personajes durante años. Incluso los árbitros de cada partido suministran formalmente el marcador del partido a través de un sistema que es utilizado por las casas de apuestas, y no quieren a nadie más suministrando valiosa data del terreno de juego.

En los torneos más grandes, como Wimbledon, las autoridades colocan observadores para tratar de identificar a personas como Dobson.

"Tú tienes que saber quiénes son, porque están precisamente ahí para encontrarte. Algunos son hijos o hijas de los árbitros, así que es un poco como el juego del gato y el ratón", dice el joven.

El fin de su carrera "deportiva"

El año pasado Dan fue enviado como scout al Abierto de Tenis de Australia, uno de los 4 principales torneo de este deporte a nivel mundial.

Sabía que al ingresar el transmisor estaba violando las reglas establecidas en el boleto del partido, que prohíben ingresar este tipo de dispositivos, pero pensó que lo peor que podía ocurrirle era que lo echaran.

Sin embargo, todo cambió repentinamente y terminó con su foto en la portada de periódicos y portales de noticias en el mundo entero, al convertirse en la primera persona arrestada al ser descubierto transmitiendo información a los apostadores.

"Estuve todo el día en la misma cancha, a una temperatura de 45C, así que estaba muy incómodo. Hacia el final del día, cuando salía de ahí un policía me agarró por el brazo y me colocó las esposas. En ese momento fue que me di cuenta que algo estaba mal", relata el joven.

Tan pronto como empezaron a interrogarlo pensó que ellos no entendían cuál era en realidad su trabajo.

"Pensaban que yo tenía un impacto en la integridad del deporte, teniendo contacto con los jugadores, corrompiendo el deporte de alguna manera. La verdad es que mi trabajo no tiene que ver con eso", se defiende.

Al principio fue acusado por las autoridades australianas de tratar de influir en las apuestas sobre el resultado del partido, de acuerdo con la legislación vigente en el estado de Victoria, capital deportiva de Australia.

Si era encontrado culpable enfrentaría una posible condena de diez años en prisión.

Aun cuando efectivamente violo las reglas del boleto, su actividad no había sido ilegal. De hecho, en el sureste de Asia existen sindicatos de apostadores que publicitan la búsqueda de scouts, para trabajar en partidos de fútbol en Reino Unido y Europa.

Adicionalmente, hubo fuertes críticas sobre la manera como procedió la policía durante su detención.

Al final, los cargos fueron retirados, pero su carrera como scout había terminado. Luego de su arresto Sporting Data Limited despidió a las seis personas dedicadas a esta actividad.

Al preguntársele si volvería a ser scout, el joven sonríe y dice que diría sí en un segundo.

"No le hice daño a nadie, y me atraparon por mala suerte. Hubiese seguido sin ningún problema, porque este tipo de trabajo se presenta una vez la vida".

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