La pasta ha ganado mala fama entre los regímenes alimenticios y muchas personas se esfuerzan por eliminarla de sus dietas por considerarla una bomba calórica.
Sin embargo, un nuevo estudio desmitificó esta creencia.
El Instituto Neurológico Mediterráneo Neuromed en Pozzilli (Italia), analizó este alimento fundamental de la dieta mediterránea y demostró que su consumo a está asociado a la reducción del índice de masa corporal (IMC).
Según la investigación publicada en la revista Nutrition and Diabetes, las pastas consumidas con moderación no engordan. De hecho, reducen el riesgo de padecer obesidad general y abdominal.
Licia Iacoviello, jefe del laboratorio de Biología Molecular y Epidemiología Nutricional del Instituto Neuromed, explica que "la pasta a menudo se considera poco adecuada cuando se desea bajar de peso y algunas personas la descartan por completo de sus comidas".
Iacoviello agregó que "a la luz de esta investigación podemos decir que la dieta mediterránea es buena para la salud siempre que se respete toda la variedad que abarca su pirámide, con la pasta en primer lugar”.
¿Cómo comer la pasta?
El estudio evaluó los hábitos alimenticios de 23 mil sujetos en Italia. Concluyendo que lo importante es saber qué tipo de pasta comer y cómo prepararla.
La pasta al dente tienen un índice glucémico más bajo que la pasta más cocida, mientras que los spaghetti tienen un índice glucémico menor al de las pastas cortas, como los macarrones.
Además es recomendable consumirlas con acompañamientos como aceite de oliva y verduras.