Es un hecho que la conexión global entre computadoras existe desde hace más de veinticinco años. Ya en la década de los sesenta, ordenadores en Estados Unidos intercambiaban datos entre sí, a través de una conexión telefónica.
El primer servidor y la primera página con el actual estándar de hipertexto (http, por “Hypertext Transfer Protocol”) salió en línea poco antes de la Navidad de 1990, desde el Centro de Investigación Nuclear CERN, en Suiza.
Su desarrollo se debe al físico británico Tim Berners-Lee, quien en aquellos días trabajaba en el CERN. Él es el autor de una página web que partía de su computadora NeXT, en la sede del CERN (una copia puede verse aquí). Además, Berners-Lee desarrolló el primer navegador, así como los estándares fundamentales como el protocolo de transferencia y el lenguaje HTML.
En un principio, solo los científicos del CERN tuvieron acceso a estas innovaciones. El 6 de agosto de 1991, Berners-Lee presentó el concepto general de la Red Mundial de Información (World Wide Web, o WWW) en diversos foros de encuentro online, entre ellos alt.hypertxt. Por eso, la fecha es considerada como el nacimiento de la WWW para acceso público. Había nacido la internet, tal como lo conocemos hoy.
Berners-Lee declinó registrar bajo patente la WWW, así como comercializarla. Con ello motivó una veloz expansión y posterior desarrollo de su concepto. “Lo que hice lo podía haber hecho cualquiera”, dice hoy el padre de la WWW. “La idea de sacar adelante una red mundial de información fue como si alguien arrojara un fósforo en un pajar. La red se ha expandido gracias a que muchos individuos han ayudado grandemente a ese propósito y a que fuera adoptada.”
A menudo se le pregunta si no está decepcionado de que internet se haya vuelto tan comercial. Berners-Lee lo ve así: “La red debe ser un espacio universal, y en él no se puede cerrar a ninguna actividad. Muchos me preguntan además si no me ofusca el que haya tantas tonterías en la red. Pero nadie está obligado a leerlo todo. Internet es, a grandes rasgos, un espejo de la vida.”
La página propia, una necesidad
Hoy, tener una página de internet propia es casi una necesidad. Según la asociación tecnológica Bitkom, 86 por ciento de las empresas con más de diez empleados tienen su propia presencia en internet. En cuanto a las empresas más pequeñas –las de menos de diez empleados– solo 43 por ciento tienen su sitio propio. “A nivel global, más de 3.000 millones de personas usan internet. Y muchas de ellas tienen también su sitio personal”, dice el presidente de Bitkom, Berhard Rohleder.
La terminación o “dominio” más común es “.com”, con 120 millones de direcciones registradas. Entre los dominios que indican el país de origen de cada sitio, el alemán “.de” está en segundo lugar con 16 millones de sitios. Solo es superado por la terminación china “.cn”. A fin de diversificar y volver más atractivos los enlaces, la organización supervisora ICANN liberó a finales de 2013 más dominios permitidos. Entre tanto, existen más de 1.000 terminaciones distintas para los enlaces de internet.
Así, pueden ya usarse dominios poco usuales como “.pizza”, “.ninja” o “.kiwi”. En Alemania gozan de gran preferencia los dominios regionales. Hay ya 69.000 sitios con la terminación “.berlin”, casi 25.000 con “.koeln”, más de 31.000 con “.bayern” y cerca de 23.000 con “.hamburg”.
Lo que comenzó hace 25 años en el centro CERN ha revolucionado por completo tanto a la información como a la manera de obtenerla. En Alemania, 80 por ciento de los ciudadanos mayores de 14 años usan la WWW. También para muchas personas mayores, el internet es cosa de todos los días. En Alemania, 84 por ciento de las personas entre 50 y 65 años, así como 37 por ciento de los mayores de 65 años, usan regularmente la red global de información.