Una mirada crítica sobre Chile: Los realizadores nacionales en el festival de cine de Berlín
Jóvenes realizadores chilenos presentaron en Berlín una mirada sin concesiones de la sociedad post-dictadura que los vio crecer, sus persistentes intolerancias o las fallas de un sistema judicial y de salud que siguen siendo clasistas.
"Chile se está cuestionando todo lo que sucedió después de la dictadura, fue un modelo de desarrollo económico que se agotó, basado en dos principios fundamentales: el conservadurismo moral y la concentración económica", dijo a la AFP Alejandro Fernández, que presentó en la Berlinale "Aquí no ha pasado nada", inspirada en un caso real, para denunciar una Justicia que no siempre es ciega.
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Un modelo cuestionado
Agustín Silva interpreta en el filme a Vicente, un chico fiestero de clase acomodada, acusado injustamente como responsable de un accidente para proteger al verdadero culpable, hijo de un poderoso industrial. Silva considera "muy nutritivo para la sociedad chilena" tenderle un espejo que la confronte a sus problemas.
"La clase social es el gran disparador de conflictos" en Chile, asegura Fernández. Más allá de la trama judicial, su película pinta a una clase alta chilena en la que ostentar el dinero está mal visto pero que sigue plagada de marcadores sociales subyacentes.
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"En nuestro cine hay pocos retratos de la clase alta", comentó Fernández. "Por ejemplo, Pablo Larraín que viene de una de las familias mas ricas de Chile, todavía no hizo un retrato de su propia clase". Aclara que en su filme se propuso evitar estereotipos o "hacer el retrato del rico insoportable".
Fernández tiene por delante dos proyectos en Estados Unidos. Una comedia negra ambientada en Los Ángeles y una película de ciencia ficcion, la que se comenzaría a rodar a fin de año en la Patagonia. Imagina el fin de la sociedad tecnológica y una regresión a un primitivismo ritual, cruel y violento. "Tanto nos abruma internet, que lo que queremos es irnos a vivir con los lobos y que los lobos nos puedan comer", sintetiza el director.
Opresión y violencia
Alex Anwandter es famoso en Chile a sus 32 años como músico pop, pero sus intereses están evolucionando y dice querer meterse de lleno en el cine. Su ópera prima "Nunca vas a estar solo" cosechó aplausos en Berlín.
Inspirada libremente en un caso real -el asesinato en 2012 de un homosexual chileno, Daniel Zamudio, a manos de un grupo de neonazis- es un duro alegato contra "la red de opresión y violencia".
Aborda además la difícil relación de un joven gay con su padre.
"Es una relación de transmisión de valores de masculinidad, de lo que significa ser un hombre y lo que supuestamente no debe ser", dice el director.
El padre está interpretado por el veterano actor chileno Sergio Hernández, que encarnó el año pasado al papa Francisco en la película "Llámenme Francisco" de Daniele Lucchetti.
Hernández también comparte una visión muy crítica de la realidad chilena. "Hay una rabia y un rechazo al sistema y su falta de solidaridad", comenta. "Si eres de clase media para abajo, hoy día con la salud privada, que es un negocio igual que la educación, la gente se muere en los hospitales en las sala de espera".
Más cine chileno
Según Anwandter, "había urgencia de tratar este tipo de temáticas y hacerlo de manera atractiva, para el público masivo".
Su primer romance con el cine podría convertirse en amor definitivo porque encuentra en la pantalla grande "una oportunidad, con la profundidad que permite el medio, para incursionar en temas que me interesan desde un punto de vista personal, político y social".
"Me siento muy cómodo formando parte de una generación nueva de cineastas que dejó de tener miedo de funcionar como un espejo de nosotros mismos y de hablar de nuestro contexto inmediato", explica.
Ya está trabajando en su próximo guión con la idea de rodar el próximo año y adelanta que seguirá explorando la opresión y la violencia, que por distintos canales ejerce la sociedad sobre el individuo.
La intolerancia de la sociedad chilena con los homosexuales es abordada en otro filme presentado en la Berlinale: "Rara", de Pepa San Martín, una fina comedia dramática que muestra el problema desde el punto de vista de una pareja de lesbianas y sus dificultades para mantener -en un hogar por lo demás feliz- a las dos hijas de una de ellas.
De Chile llegó además a Berlín "Las plantas" de Roberto Doveris, película sobre una chica que debe hacerse cargo de un hermano en estado vegetativo.