En enero pasado sólo se conocían como 113, 115, 117 y 118, y tal como dicta la tradición, a los científicos responsables de su descubrimientos se les da la oportunidad de darles un nombre.
Así que, al menos que surja alguna oposición, los cuatro elementos nuevos pasarán a llamarse: nihonium (Nh), moscovium (Mc), tennessine (Ts) yoganesson (Og), respectivamente.
Según las reglas que rigen estas denominaciones, los nombres deben reflejar un concepto mitológico, un mineral, un lugar o país, una propiedad o un científico.
Los nombres también deben ser únicos y mantener "una consistencia histórica y química".
Lo que explica por qué hay tantos "-iums" en la tabla periódica de los elementos.
Así que...
- Nihonium hace referencia al nombre japonés del país nipón. El átomo fue descubierto en el Centro RIKEN Nishina, en Japón.
- Moscovium fue nombrado tras Moscú, donde se encuentra el Instituto para la Investigación Nuclear en Dubna, en Rusia.
- Tennessine reconoce al estado de Tennessee en Estados Unidos, así como a las contribuciones hechas en este descubrimiento por el Laboratorio Nacional Oak Ridge y la universidad de Vanderbilt.
- Oganesson honra al físico nuclear Yuri Oganessian, quien ha tenido un papel primordial en la búsqueda de elementos nuevos, incluido el que ahora llevará su nombre.
Desde 2011 no se incluían elementos en la famosa tabla, y completan la séptima fila.
Estos nombres ahora deberán someterse a consulta durante los próximos cinco meses.
Una formalidad que hay que cumplir para verificar que no hay objeciones.
Son la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada y la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada quienes deben revisar la nueva terminología.
Los cuatro elementos son elaboraciones sintéticas de científicos.
Ninguno de ellos existen fuera de un laboratorio y fueron creados bombardeando al mismo tiempo dos núcleos atómicos.
Son altamente radioactivos y tienen una vida de segundos e incluso milisegundos.
Esta última característica dificulta su estudio y, como consecuencia, todavía no se sabe cuáles pueden ser sus usos prácticos.
Sin embargo, el ejercicio ofrece a los científicos información valiosa sobre la estructura de los núcleos atómicos y las propiedades que se deriva de ello.