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Cómo funcionan las empresas que se deshicieron de los gerentes

Cómo funcionan las empresas que se deshicieron de los gerentes
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Parecen indispensables, pero ya hay compañías en varias partes del mundo que son gestionadas por los empleados, y ninguno es gerente. Visita una de las más exitosas para echar un vistazo a esta alternativa.
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Ningún jefe, menos jerarquía administrativa y mucha iniciativa individual.

"Quitamos nuestros escritorios, nuestras computadoras... todo, y nos fuimos. El lunes, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron que estaban en control. Nosotros ya no estábamos ahí", cuenta Julian Wilson de la británica Matt Black Systems, una de las pocas firmas que pasó de ser administrada tradicionalmente a la autogestión.

Pero la mayoría de este tipo de compañías son nuevas.

Imagínate un negocio diseñado para derribar las ideas convencionales sobre cómo debe administrarse una empresa.

"No tenemos un equipo administrativo. Para mí, la gerencia no es sólo disfuncional, sino también destructiva", declara Jos de Blok, creador de Buutzorg, una organización holandesa que no tiene líderes designados: cualquier día pueden serlo cualquiera de los 9.500 enfermeros que son parte de ella.

La idea es reinvertar la conducta organizativa, dejando que los empleados se manden solos.

Un caso ejemplar

En el Valle de San Joaquín, en medio de California, la BBC visitó una fábrica muy especial. Es la primera planta de la compañía Morning Star, que hoy en día procesa más tomates que nadie en el mundo.

La primera pregunta que le hicimos a Hans Younce, que trabaja en mantenimiento, le causó risa.

"¿Quién es tu jefe?"

"Cada uno aquí es responsable por sí mismo, así que yo soy mi jefe".

"La gran máquina de tomates tiene que alimentarse y yo estoy aquí para mantenerla funcionando. No necesito que alguien me diga qué repuesto tengo que comprar. ¿Quién sabe mejor qué se necesita que la persona que está arreglando la máquina? Así que no tenemos un agente de compras", agregó.

"Los que tienen supervisores es porque no confían en la gente que está haciendo el trabajo", opinó.

Otro trabajador, Kevin Robelo, contó que se sorprendió cuando empezó a trabajar en Morning Star hace 25 años.

"Yo estaba acostumbrado a 9 a 5. En el sitio que trabajaba antes sólo escuchaban a los supervisores. Aquí todo el mundo tiene su propia opinión y funciona. Fue muy emocionante porque mi trabajo significaba algo".

Una de las mejores del mundo

Hace unos años, la inusual manera de gestión en Morning Star atrajo la atención de un aclamado gurú de la administración, el estadounidense Gary Hamel.

"Cuando llegué allá, vi que no había ni un ejecutivo, vicepresidente, gerente; nadie habla de 'reportes directos', 'supervisores'... los colegas (así se llaman entre ellos) negocian sus responsabilidades y acuerdan algo que llaman 'carta de compromiso de colegas'", explica Hamel.

"Por ejemplo, si yo soy quien descarga el camión de tomates, hablo con la gente en el siguiente punto y me comprometo a descargar X cantidad por hora. Ese es mi compromiso, no con un jefe, sino con mis pares".

Gary Hamel quedó tan impresionado que hoy en día califica a esta compañía sin administradores como una de las mejor administradas del mundo.

Los gerentes no son ideales para hacer su trabajo

El fundador y dueño de Morning Star es su presidente Chris Rufer.

Estudió agricultura, economía y comercio, y decidió establecerse solo en 1970. Pronto, puso en marcha algunas ideas radicales.

Uno de sus primeros empleados es Doug Kirkpatrick.

"La historia es que Chris estaba un día viendo a la gente llegar al trabajo y se puso a pensar que todos los empleados tenían responsabilidades enormes en sus vidas personales. Se estaban casando, teniendo hijos, adquiriendo hipotecas... tomando grandes decisiones. Y su visión fue que si la gente era capaz de autogestionar sus vidas personales, podían hacerlo también en el trabajo".

Y esa visión es compartida por el experto en administración belga Frederic Laloux, quien había pasado muchos años trabajando como entrenador de líderes de grandes compañías, hasta que algo pasó.

"De repente sentí una tristeza profunda por el trabajo que había estado haciendo, y que me gustaba tanto", recuerda Laloux.

"Cuando iba a estas grandes organizaciones y veía a todo el mundo corriendo, ocupado, hablando de una nueva iniciativa de cambio más, presupuestos, planes de medio plazo... empecé a notar que una parte de mí quería decirles '¿todavía creen en eso?'".

"Me empecé a interesar mucho en cómo podría ser distinto. Y hay organizaciones en el mundo, algunas establecidas por largo tiempo -así que no es cuestión de suerte-, que operan extremadamente bien sin que nadie sea el jefe de nadie".

Laloux visitó una colección de este tipo de compañías y reunió sus experiencias en el libro "Reinventando las organizaciones", en el que dice que las tareas gerenciales siguen siendo necesarias pero que los gerentes no son necesariamente los que mejor las hacen.

Cómo funcionar sin gerentes

"Uno todavía tiene que enfrentar todas las cuestiones tradicionales de las organizaciones: quién decide qué; qué pasa cuando hay conflictos; cómo lidiar con alguien que no está haciendo su trabajo apropiadamente; cuánto gana cada uno y quién merece un aumento, etc.", apunta Laloux.

"Todas estas cosas tienen que resolverse. Se necesita un nuevo marco, por la ausencia de administradores, para hacerlo en un modelo de pares".

¿Cómo lo hacen las empresas autogestionadas? ¿Cómo se deciden los salarios, por ejemplo? Consultemos de nuevo al ingeniero Hans Younce, de Morning Star.

"Hacemos una encuesta entre nuestros pares y ellos califican tu trabajo. Uno presenta eso con una carta que dice si uno quiere un aumento o un bono".

"Eso va a un comité de cuatro o cinco personas de la organización, gente que todos pensamos que harán lo correcto. No hay votación para elegirlos, sino acuerdo. Si alguien quiere formar parte del comité, lo dice y otro le cede el puesto".

Y, ¿cómo lidian con desacuerdos en la planta?

"Si tengo un problema contigo, te hablo inmediatamente. Si no te gusta lo que estoy diciendo, podemos traer a una tercera persona, que tomará la decisión, pues nosotros dos no pudimos. Si todavía no hay acuerdo, podemos discutirlo con un grupo de colegas".

En teoría, el problema podría llegar al presidente, pero casi nunca pasa. "Eso sería el fin del fin", dice Younce.

"Hay gente que no puede con esto -añade Kevin Rebelo-. Tuvimos a un caballero que estuvo con nosotros dos semanas y dijo 'esto no es para mí'. Él quería estar a cargo... y ahora no está aquí".

La importancia de ser consultado

Habrá quienes piensen que todo esto obedece a un sentido común profundo; a otros, les parecerá total anarquía.

Sin embargo, también hay reglas en la autogestión, de acuerdo al hombre que escribió el libro sobre el tema, Frederick Laloux.

"Cualquier persona en la organización puede tomar cualquier decisión, incluyendo gastar dinero de la compañía, siempre y cuando hayan consultado a quienes son expertos en ese rublo dentro de la compañía y a quienes van a tener que vivir con esa decisión: los que van a ser afectados", explica.

"En estas organizaciones, la gente recibe mucho reconocimiento dependiendo de cuán a menudo son consultados. Así que las personas que son reconocidas por tener muchas ideas brillantes, mucha visión, mucha experiencia en la industria, serán consultadas muchas veces en el proceso de decisión, y todos sabrán que deben acudir a esa persona".

"De hecho, la gente tiende a competir no por ascensos, pues no los hay, sino por ser serviciales y útiles. Lo valioso en estas organizaciones es la reputación".

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