Hoy en día puede parecer lo más sencillo del mundo escribir un texto en una computadora y corregir errores en segundos o cambiar una frase de lugar.
Pero hace medio siglo, en oficinas repletas de máquinas de escribir, nada de eso era posible.
Fue una pionera informática, aunque pocos conozcan su nombre, quien creó el primer sistema digital para escribir y editar texto.
Evelyn Berezin, quien falleció este mes en Nueva York a la edad de 93 años, es considerada la creadora del primer procesador de textos para ordenador.
Antes de eso, la ingeniera estadounidense había desarrollado el primer sistema de reservas de asientos de una aerolínea.
La enorme capacidad intelectual de Berezin era comparable a su inmensa determinación para crecer, en un mundo dominado por hombres.
Sistemas
Berezin nació en un barrio del Bronx en Nueva York en 1925.
El Museo de Historia de la Computación de Estados Unidos, con sede en California, reseña que gracias a una beca la joven estudió en la Universidad de Nueva York, donde se graduó en Física en 1945.
La ingeniera trabajó luego para empresas como Underwood Corportation y Teleregister, donde desarrolló de ordenadores diseñados exclusivamente para una tarea.
Además de un programa de reservas de billetes para United Airlines, Berezin creó por ejemplo calculadoras de trayectorias para el ejército y un sistema automatizado para la banca.
El sistema para United Airlines funcionó sin fallas durante 11 años.
A mediados de la década del 60, la ingeniera concluyó que sus oportunidades "serían muy limitadas si siempre trabajaba para otros", según relató en una entrevista grabada por el Museo de Historia de la Computación en 2014.
Un sistema para secretarias
Berezin fundó su propia empresa en 1969 y la llamó Redactron Corporation. La compañía comenzó con nueve empleados pero no tardó en llegar a 500.
Fue en Redactron que la ingeniera tuvo la idea de usar ordenadores para escribir textos.
"El 6% de todos los empleados en Estados Unidos eran secretarias", afirmó Berezin.
"Cuando nosotros comenzamos, en 1968 y 1969, nadie tenía ordenadores de escritorio con un programa para procesar texto que pudieran utilizar las secretarias".
"Esos ordenadores parecen obvios ahora, pero no lo eran entonces".
En aquella época lo más parecido a un procesador de texto era un invento de IBM llamado MT-ST, una máquina de escribir con una cinta magnética, pero que no utilizaba chips o circuitos integrados de computadora.
"Sabíamos que nuestro sistema debía utilizar circuitos integrados, porque era la única forma de hacer nuestro ordenador lo suficientemente pequeño y barato", señaló Berezin.
"Nos quedamos horrorizados"
Crear el primer procesador de textos no fue nada fácil.
Berezin intentó comprar chips de la empresa Intel, pero ésta rechazó el pedido diciendo que estaba ocupada con órdenes de otros clientes.
La solución fue diseñar los circuitos integrados en la propia Redactron y encargar ese modelo a dos fabricantes.
Y hubo otras dificultades.
Cuando Redactron reunió a reporteros en un hotel de Nueva York para mostrar un prototipo del procesador, la máquina no funcionaba y comenzaron a volar chispas por todas partes.
En climas muy secos, el ordenador acumulaba electricidad estática y tenía problemas de funcionamiento.
"Nos quedamos horrorizados, era una día muy seco y los ingenieros estaban ensamblando la máquina para el gran evento", relató Berezin en la entrevista del Museo de Historia de la Computación.
Cuando aparecieron las primeras chispas, "Ed Wolf, el jefe de ingenieros, trajo un balde con agua y sin decir nada la tiró sobre la alfombra, que permaneció húmeda durante tres o cuatro horas".
"La máquina funcionó perfectamente".
"Me avergüenza"
El procesador de textos finalmente salió a la venta en 1971. Tenía el tamaño de un pequeño refrigerador y se llamaba "Data Secretary" o "Secretaria de datos".
Por primera vez era posible borrar párrafos enteros y corregir múltiples errores con facilidad.
La máquina también incluía herramientas que permitían copiar y pegar texto.
Sin embargo, el procesador tuvo un efecto inesperado para Berezin.
No era ya necesario dictar textos a las secretarias o utilizar sus habilidades de mecanografía.
El invento que pretendía solucionar la vida de las secretarias acabó eliminando el trabajo de muchas de ellas.
"Me avergüenza decir que nunca pensé en ello", señaló Berezin en una entrevista a The New York Times.
"No sabían reaccionar ante una mujer fuerte"
Berezin presidió Redactron hasta 1976, cuando vendió la compañía por problemas financieros a Burroughs Corporation.
Ese mismo año, la revista Business Week la incluyó entre las "100 mujeres más influyentes en el mundo de los negocios", la única que presidía una empresa tecnológica.
Tras vender su compañía, Berezin dirigió inicialmente una división de Burroughs Corporation, pero la colaboración tuvo corta vida.
"Yo no era uno de ellos. Les decía lo que pensaba, y ellos no sabían como reaccionar ante una mujer fuerte que no se quedaba callada", relató.
"Así que ellos se desconectaron y yo hice lo mismo".
El proceso para lograr una meta
Tras abandonar Burroughs en 1980, la ingeniera se dedicó a la consultoría en temas tecnológicos y creó un fondo de capital de riesgo para invertir en empresas emergentes.
Según confirmó uno de sus sobrinos a la prensa local, a Berezin le detectaron a principios de año un linfoma, pero ella rechazó recibir tratamiento médico.
Su marido durante 51 años, Israel Wilenitz, había fallecido en 2003.
En reconocimiento de su contribución a la computación Berezin fue nombrada en 2015 miembro del Museo de Historia de la Computación de Estados Unidos, "por su trabajo pionero en el diseño informático y toda una vida de empresaria".
Allí se exhibe un modelo de la "Secretaria de datos", en recuerdo de una mujer creativa y desafiante que quiso cambiar el mundo con la computación.
El museo recuerda en su sitio en internet una frase de Berezin:
"Lograr una meta da una satisfacción inmediata; el proceso de lograr una meta es un placer que no termina".