Nuevo canciller de Bolivia es maestro de Kung Fu y filósofo aymara
En octubre pasado, Fernando Huanacuni Mamani viajó a China, como líder de una delegación que participaría en el Undécimo Festival Internacional de Shaolin Wushu. Como shifu o “maestro” de la Escuela de Kung Fu Shaolin Quan Bolivia “Dragón Dorado del Sur”, Huanacuni encabezó una delegación exitosa: los medios bolivianos hablaron de una “excelente representación”, con tres medallas de oro, cuatro de plata y diez de bronce. Tres de estas últimas, ganadas directamente por Huanacuni.
Tres meses después, Huanacuni se encuentra al inicio de un nuevo desafío: este lunes, como parte de un cambio de gabinete mayor, el Presidente Evo Morales lo designó como su nuevo Ministro de Relaciones Exteriores, en reemplazo del histórico David Choquehuanca Céspedes, quien estuvo once años en el cargo, tras haber asumido en enero de 2006, en el primer gabinete del Mandatario.
La salida de Choquehuanca fue mirada con atención en Santiago y se interpreta como una ratificación de lo que ya ocurría en los hechos: pese al fuerte ascendiente que el hasta hoy canciller mantenía ante las bases del oficialista MAS, las principales directrices de la política exterior estaban en manos del Vicepresidente Alvaro García Linera, quien había impuesto un enfoque confrontacional ante Santiago, demanda en La Haya incluida.
Sin embargo, en RR.EE. dicen que el futuro de Choquehuanca no está sellado: su nombre había sido mencionado como posible carta presidenciable o como compañero de fórmula de Morales, quien ya definió repostular.
En lo que sí hubo sorpresa en Santiago fue en la designación de Huanacuni, de quien sólo se conocía su paso por la jefatura de Protocolo en la Cancillería de Choquehuanca, entre 2006 y 2012.
Ahí, Huanacuni pudo integrar algunas prácticas y gestos indígenas. Y es que más allá de su expertise en artes marciales, Huanacuni -abogado de la Universidad Mayor de San Andrés- es reconocido en Bolivia por su trabajo político y teórico en torno a la promoción de los valores y cosmovisión aymara. Se ha especializado, de hecho, en educación y temas jurídicos, pero -según dijo al diario La Razón- “en la visión de los pueblos indígena originarios”.
Así, ha colaborado con distintos medios de comunicación, incluso como conductor de programas culturales, promoviendo la cultura indígena.
“Chuspa y aguallo”
Una muestra de que las tradiciones indígenas son parte importante de su vida se produjo en febrero de 2014, en su matrimonio con Cecilia Pinedo.
Según el diario La Razón, tras la ceremonia civil, “lo que sorprendió luego fue el aroma a incienso, el sonido de la música ancestral que emitían las conchas marinas y el ingreso de los amautas. Hubo palabras y consejos de los ancianos, así como la entrega de la chuspa a él y un atado de aguayo a ella. Cargados de todas las bendiciones, los esposos recorrieron los jardines al ritmo de música andina para hacer el ingreso al salón donde esperaban los mariachis”.
“Los invitados aprovecharon la oportunidad para felicitar a Fernando y Cecilia, quienes estuvieron acompañados por el padrino de aros, Faris Hadad, representante del Banco Mundial en Bolivia y amigo personal del novio. La fiesta continuó al ritmo de Sandunga, huayños y bailecitos alrededor de un apthapi”, detalló La Razón.
En 2010, Huanacuni publicó el libro “Vivir Bien/Buen Vivir. Filosofía, Políticas, Estrategias y Experiencias Regionales”.
El concepto de “vivir bien” forma parte de la cosmovisión aymara y está recogido en la Constitución vigente desde 2009. “Huanacuni devino en uno de los más importantes teóricos de la doctrina del Vivir Bien, base de la filosofía del gobierno de Morales y su Proceso de Cambio”, dijo la agencia informativa oficial de Bolivia, ABI.
El “vivir bien” se entronca directamente con una de las ideas fuerza de la Cancillería de ese país: la llamada “diplomacia de los pueblos”, que tiene entre sus momentos más fuertes el acto con organizaciones sociales en el court central del Estadio Nacional, con varios gritando “mar para Bolivia”, en la primera visita del Mandatario a Chile en marzo de 2006, para la toma de posesión de Michelle Bachelet.
En julio de 20015, en entrevista con el medio brasileño Adital, Huanacuni fue consultado sobre las negociaciones con Chile por una salida al mar. La demanda marítima en La Haya ya estaba desde hacía dos años.
El abogado hizo alusión a la “diplomacia de los pueblos” como un método para acercar posiciones y mencionó la posibilidad de “abastecer” a Chile de gas natural.
Pero agregó también que “Chile necesita darnos un paso hacia el mar, que es, además de todo, un derecho histórico, porque un derecho no se puede sustentar por la fuerza. Es una inconsciencia, una aberración. Un derecho es un acuerdo entre las partes, un buen consenso, si hay superposición de uno sobre el otro no es un buen equilibrio entre los pueblos. Con Chile tenemos una deuda histórica, ellos tienen una deuda histórica con nosotros”.
“Estamos apelando a las cortes internacionales, como la de La Haya, que es un organismo reconocido internacionalmente. Por lo tanto, estamos en el camino también del bien vivir, que es comenzar a dialogar. Vivir mejor sería decir: yo tengo más armas, pues lucho contigo, y te obligo, pero esa no es la idea. El vivir bien significa hablar, dialogar y resolver”, indicó en esa oportunidad.
En este escenario, en la Cancillería chilena no esperan algún giro de la diplomacia paceña. Más bien se cree que se mantendría la línea dura impuesta por García Linera y que el rol de Huanacuni sería redoblar el lobby indigenista y mantener la sensibilidad aymara representada en el gabinete.