El escabroso negocio de la venta de deuda personal en Estados Unidos
Cada año en Estados Unidos miles de personas se declaran en bancarrota por que no pueden pagar sus deudas relacionadas con tratamientos médicos.
En muchos casos no tienen seguro de salud o el que tienen resulta insuficiente.
Hace unos días, el presentador de la televisión estadounidense John Oliver compró y perdonó US$15 millones en deudas médicas, ayudando así a alrededor de 9.000 personas que habían quedado en la quiebra por las astronómicas cuentas que enfrentaron al ser atendidas por enfermedades graves.
En su programa, Last Week Tonight ("La semana pasada esta noche"), Oliver quiso mostrar cómo las empresas de cobranzas compran deuda de personas, que por ejemplo están en manos de los bancos, pagando un pequeño porcentaje de su valor nominal.
Luego se dedican a perseguir a los deudores con técnicas que en algunos casos son poco éticas.
John Oliver sólo tuvo que pagar US$60.000. por los US$15 millones de deudaque compró y perdonó.
Su intención era arrojar luz sobre una industria poco conocida y muy cuestionada.
Un negocio escabroso
Por supuesto hay muchas empresas legítimas de cobro de deuda que, siguiendo los procesos legales, exigen el pago de obligaciones debidas a empresas que irían a la bancarrota si no persiguieran a los deudores.
Pero cuando las empresas especializadas en cobrar se convierten en dueñas de esa deuda, están más inclinadas a apuntar a rentabilidades más altas y a emplear prácticas poco éticas.
Existen regulaciones para el cobro de deuda, establecidas por agencias de protección a los consumidores.
Por ejemplo, prohíben prácticas engañosas como amenazar al deudor con arresto.
Pero se han reportado muchas tácticas intimidatorias.
Oliver mostró en su programa a los asistentes a un conferencia de cobradores de deuda y algunos profesionales del sector bromeaban acerca de "matonear" a sus víctimas y arruinarles la vida.
"Está claro que la compra de deuda es un negocio escabroso", aseguró el presentrador.
El costo humano: un deudor cuenta su historia
Estuve involucrado en un accidente en mi motocicleta. Me llevaron de urgencia a un hospital en Nueva York, donde por un periodo de nueve meses me hicieron tres operaciones mayores y una menor.
Casi diez años después del accidente fui al hospital nuevamente para que me instalaran una placa metálica en mi brazo izquierdo.
Más de seis años después de la operación, empecé a recibir cartas de una agencia que exigía que le pagara US$159.714.
Intenté varias veces llegar a un acuerdo con la agencia de cobro de deuda, pero no parecía llegar a ninguna pare. Recibo llamadas sin parar, que me causan tanto estrés que tengo problemas de sueño.
He trabajado desde que tenía 15 años y siempre me he cuidado de no gastar en cosas innecesarias. Tenía excelente historial de crédito hasta que enfrenté este gasto.
"Deuda zombi'"
Pero, ¿cómo funciona en realidad la compra de deuda?
Las instituciones acreedoras pueden haber tratado ya de cobrar la mayor cantidad posible de la deuda.
Pero cuando ya no justifica sus recursos, dan por perdido el resto, que pasa a conocerse como "deuda zombi".
Las empresas de cobranzas pueden comprar esas deudas por montos muy reducidos de dinero, frecuentemente por un porcentaje pequeño de su valor nominal y empezar a cobrar.
Y cuando sacan suficiente dinero a esas deudas, estas pueden ser revendidas indefinidamente en un mercado de compraventa de deuda que enfrenta poca regulación.
Deuda médica
Una de las áreas más grandes de la industria se concentra en la deuda médica.
"Cada año las empresas de cobro de deuda compran cerca de US$100.000 millones de obligaciones adeudadas por servicios médicos", dice Craig Antico, de la organización RIPMedical Debt, que compra y perdona la deuda médica de personas.
Antico culpa a los defectos del sistema de salud estadounidense de la existencia de este mercado en el que se encuentran una de cada cinco personas en el país.
"La gente va al hospital y si no tienen seguro de salud o un seguro de salud suficientemente bueno, tendrán que pagar por sí mismas. Si tienes un accidente o una enfermedad, puedes quedar arruinado", advierte.
Las empresas cobradoras con buena reputación se dan cuenta de que la mejor manera de cobrar dinero es primero ayudar a la gente a salir de sus líos.
"Pero hay manzanas podridas en la industria", le dice Antico a la BBC.
La regulación
La industria de la compra de deuda en Estados Unidos ha visto una dramática expansión en años recientes.
Pero la regulación es insuficiente.
En más de la mitad de los estados del país, se puede adquirir deuda legalmentesin necesidad de tener una licencia para ello. Y en 17 estados no se necesita licencia para cobrarlas.
También hay muy poca documentación asociada con estas operaciones de cobro de deuda, lo que es un problema cuando algunos casos van a los tribunales, según indicó un informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch.
Cuando las instituciones venden listas de deudores, no garantizan que la información sea correcta.
"Puede haber errores, por ejemplo con personas que ya pagaron parte de la deuda", dice Chris Albin-Lackey, abogado de Human Rights Watch.
Sin abogado
Si un deudor tiene un abogado, el caso muchas veces no llega a las cortes o es rechazado como inadmisible.
Pero la mayoría de la deuda es de personas que son demasiado pobres para pagar abogado o que están demasiado agobiadas para responder a los requerimientos de los tribunales.
En esos casos, "el comprador de la deuda gana automáticamente, sin tener que presentar evidencia alguna en la corte", explica Albin-Lackey.
Tal como hace el presentador John Oliver, pide mejor regulación para evitar que los compradores de deuda sigan presentando cientos de miles de demandas, principalmente contra personas de bajos ingresos, "incluso cuando los jueces no tienen idea si hay algún mérito en los casos".
Para las 9.000 personas que vieron su deuda perdonada por el programa de John Oliver, hay luz al final del túnel.
Pero para el resto de individuos con deudas médicas o de otra índole, se necesita urgentemente más regulación y supervisión.