El director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, afirmó que a la hora de hablar de “prisioneros políticos” en Chile “no estamos hablando de cometer delitos comunes con un fin político”.
En entrevista con Tele13 Radio, a Vivanco se le consultó sobre la reinstalación del concepto desde la Convención Constitucional y cuál es la definición o el consenso en torno a éste.
Sobre lo mismo, apuntó que “el consenso está centrado fundamentalmente en dos elementos. Se trata de ciudadanos que pudieran estar sujetos a un proceso penal y a una persecución penal por sus ideas, opiniones, por pensar distinto, por hacer una propuesta que al Gobierno de turno no le simpatiza”.
“Son actividades esencialmente pacíficas (…) es casi una precondición el pacifismo”, destacó, ejemplificando con la práctica de una religión, la confección de poemas, un artículo de alcance local o una canción. “Eso es en esencia las características de alguien que se puede transformar en un prisionero político”, agregó José Miguel Vivanco.
“También puede ser un prisionero político alguien a quien le fabrican un caso penal en su contra (…) se lo inventan, como lo que está ocurriendo en Nicaragua con los líderes de oposición, que son precandidatos presidenciales y los tienen a todos encarcelados con la prefabricación de un proceso penal sin derecho a la defensa, no hay manera de amparar sus derechos. Están en una vulnerabilidad total”, problematizó.
En ese sentido, comentó que “la definición es muy estrecha, no estamos hablando de cometer delitos comunes con un fin político, porque si lo ampliamos a que yo me puedo transformar en un ‘prisionero político’ y eso me da licencia para asaltar un banco, destruir una propiedad, prenderle fuego a un bien público o privado, atacar a una persona o golpear a una persona, pero todo eso lo hago con una ‘finalidad política’ y si eventualmente me capturan, soy un prisionero político; no, esos son delitos comunes”.
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Situación en Cuba
El director para las Américas de Human Rights Watch abordó el inicio de movilizaciones en Cuba, afirmando que "el punto de máxima movilización fue el domingo, con manifestaciones espontáneas y muy masivas, algo nunca visto".
“El gobierno por la tarde noche del domingo decidió reprimirlas (las protestas) con fuerza, como tradicionalmente el gobierno ha actuado: usando a contramanifestantes, civiles no armados que obedecen al gobierno”, precisó.
Sobre lo mismo, agregó que todo "está motivado no solo por la falta de libertad y los abusos, también por la escasez que incrementado de manera radical, apagones eléctricos constantes, falta de medicina y, por supuesto, la pandemia”.
“Cuba es probablemente el país más difícil de documentar en materia de Derechos Humanos, porque es una sociedad cerrada y un régimen totalitario. Es difícil tener acceso”, problematizó Vivanco.
Y añadió que “el tipo de represión que usa el régimen cubano es distinto, es fundamentalmente la detención arbitraria, ese es el mecanismo por excelencia represivo en Cuba”.