"Mari, Mari, küme tünngün ta niemün"
Con una frase en mapudungún -que se puede traducir como "buenos días, la paz esté con ustedes"- el Papa Francisco dio inicio a la homilía de "la misa por el progreso de los pueblos", que se realizó en la región de La Araucanía.
Ante más de 250 mil personas que lo esperaban desde la madrugada, el Pontífice hizo un discurso donde llamó a erradicar la violencia. Eso sí, hizo un llamado a ver este concepto más allá de lo físico.
Por otro lado, la homilía estuvo cruzada por citas a Gabriela Mistral y a Violeta Parra.
Estas son las frases que marcaron el encuentro.
La "violencia" de los "bellos acuerdos, que nunca llegan a concretarse"
Uno de los puntos que marcó la "misa por el progreso de los pueblos" fue la alusión a los hechos de violencia en la región, y que en las últimas horas se han intensificado con una serie de quemas a templos religiosos.
Si bien Francisco rechazó el uso de la fuerza, hizo un llamado sobre otras formas con que se ejerce violencia. "La unidad, si quiere construirse desde el reconocimiento y la solidaridad, no puede aceptar cualquier medio para lograr este fin. Existen dos formas de violencia que más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación terminan amenazándolos", dijo.
Debemos estar atentos a la elaboración de bellos acuerdos, que nunca llegan a concretarse. Esto también es violencia, porque frustra la esperanza
En este sentido, afirmó que "debemos estar atentos a la elaboración de bellos acuerdos, que nunca llegan a concretarse. Esto también es violencia, porque frustra la esperanza".
Junto con esto, señaló que "no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división".
"La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura, la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos no a la violencia que destruye, en ninguna de sus dos formas", agregó.
Para Francisco, ambas formas de violencia "son como lava de volcán, que todo arrasa, dejando a su paso solo esterilidad y desolación. Busquemos y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad".
"Arauco tiene una pena" y cita a Gabriela Mistral
La misa estuvo marcada por las citas del Pontífice a Gabriela Mistral y Violeta Parra.
Esta tierra, si la miramos con ojos de turistas, nos dejará extasiados, pero luego seguiremos nuestro rumbo sin más; pero si nos acercamos a su suelo, lo escucharemos cantar: 'Arauco tiene una pena que no la puedo callar'
En su quinta cita a la premio Nobel de Literatura, Francisco recordó párrafos de "Elogios de la tierra de Chile", señalando: "Doy gracias a Dios por permitirme visitar esta linda parte de nuestro continente, la Araucanía: Tierra bendecida por el Creador con la fertilidad de inmensos campos verdes, con bosques cuajados de imponentes araucarias, sus majestuosos volcanes nevados, sus lagos y ríos llenos de vida".
"Este paisaje nos eleva a Dios y es fácil ver su mano en cada criatura. Multitud de generaciones de hombres y mujeres han amado y aman este suelo con celosa gratitud, agregó Francisco, para luego enviar un saludo a los pueblos originarios.
La mención a Violeta Parra vino solo unos segundos después. "Esta tierra, si la miramos con ojos de turistas, nos dejará extasiados, pero luego seguiremos nuestro rumbo sin más; pero si nos acercamos a su suelo, lo escucharemos cantar: "Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar".
La unidad y cómo distinguir un "bello chamal"
En una región marcada por el afán de reconocimiento por parte de los pueblos originarios, Francisco hizo un llamado a ampliar la mirada sobre lo que se entiende por unidad, expresando que una de las mayores tentaciones es confundir esto con uniformidad. Estas fueron algunas de sus frases.
"Jesús no le pide a su Padre que todos sean iguales, idénticos; ya que la unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias. La unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizada".
Jesús no le pide a su Padre que todos sean iguales, idénticos; ya que la unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias
La unidad pedida y ofrecida por Jesús reconoce lo que cada pueblo, cada cultura está invitada a aportar en esta bendita tierra. La unidad es una diversidad reconciliada porque no tolera que en su nombre se legitimen las injusticias personales o comunitarias. Necesitamos de la riqueza que cada pueblo tenga para aportar, y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores".
Para graficar este punto, Francisco ocupó el ejemplo de "un bello chamal", como los ponchos que se fabrican en la zona.
"Un bello chamal requiere de tejedores que sepan el arte de armonizar los diferentes materiales y colores; que sepan darle tiempo a cada cosa y a cada etapa. Se podrá imitar industrialmente, pero todos reconoceremos que es una prenda sintéticamente compactada", afirmó.
Fue así que dijo: "El arte de la unidad necesita y reclama auténticos artesanos que sepan armonizar las diferencias en los 'talleres' de los poblados, de los caminos, de las plazas y paisajes".