El pasado 26 de octubre se retomó el contacto con Ghassan Sahurie, el niño de chileno-palestino de 8 años, quien vive junto a su madre, Narmín Albawwab (41) en Gaza en medio de la guerra entre Israel y Hamás.
En la mañana del sábado 4 de noviembre su tío, Gustavo Zehnder, publicó el primer registro de Ghassan, quien recorriendo las calles destruidas de Gaza comentaba “no quiero dejar Palestina, no tengo miedo".
En entrevista con Revista Sábado, Narmín relató su vida con su hijo en medio de la guerra y la historia de amor que la conectó a un chileno de Linares.
El 10 de octubre de 2023 los misiles lanzados por Israel truncaron la “nueva vida” que la periodista de 41 años quería darle a su hijo. "Ghassan estaba debajo de mí; lo alcé con la mano y empezamos a caminar lentamente entre la polvareda y la oscuridad que dejó la nube de cenizas, para alejarnos lo más posible del lugar", comentó Narmin al medio a través de una videollamada, agregando "le dije a Ghassan: 'No abras tus ojos'. Mi audición empezó a volver junto con los gritos de los residentes de nuestra cuadra".
"Noté que mis padres, mi hermano, mi cuñada con mi sobrino en brazos, venían detrás de nosotros. Me siguieron y entramos a una casa. Nos revisamos para ver si alguien estaba herido. De a poco, con miedo nos empezamos a mover de casa en casa hasta llegar a la calle principal en busca de un auto o una ambulancia que nos llevara al hospital", agregó.
Es cirujana y estudia en Harvard: Así es la vida de Daniela García a 20 años de su primera aparición en la Teletón
Desde que una ambulancia los llevó hasta el Hospital Al-Shifa, Albawwab y su familia están viviendo en una tienda de campaña levantada en sus muros. Fue recién 16 días más tarde que pudo volver a comunicarse con Gustavo Zehnder, su cuñado chileno. De su vida antes de los ataques solo mantiene sus documentos importantes y sus celulares.
En esta línea, Narmín detalló que “Ghassan, mis padres, mis familiares y yo estamos viviendo en una tienda de campaña de 12 metros cuadrados junto a otras 25 personas. La carpa está al aire libre junto a una pared del hospital. La mayor parte del tiempo estamos sentados en el suelo frente a la tienda. Cuando empiezan los bombardeos, entramos a la carpa y nos cubrimos la cabeza con las manos. No hay más protección que esa. Resistimos manteniéndonos unidos, orando y leyendo el Corán. Nos tratamos de calmar entre todos y calmamos a nuestros hijos”.
Jalil y Narmín
Tras pasar un par de años estudiando persa y teología islámica en la Universidad Al-Mustafa International en Qom, Irán, el chileno Jalil Sahurie Sady, originario de Linares, conoció a Narmín mediante un grupo de Facebook propalestino.
Tras dos años hablando por Skype, en 2013 el linarense viajó desde Irán hasta Gaza para conocer a la periodista. De acuerdo con la revista Sábado, en la aduana de Rafah, Egipto, le negaron el paso. A pesar de que la pareja solo se conocía por videollamada, decidieron casarse. El hermano de Narmín actuó como proxy y firmó por Jalil su acta de matrimonio civil y religioso a finales de ese mismo año.
En abril de 2014 Albawwab dejó Gaza para vivir en Irán junto a su esposo chileno, inscribiendo su matrimonio en el consulado chileno en Teherán. El 5 de mayo de 2016 nació Ghassan Sahurie. Un año después, Jalil y su hermano Gustavo fueron investidos como Sheij por el ayatolá Mousa Shubairi Zanjani.
Lamentablemente, en 2018 el linarense fue diagnosticado con cáncer de colon y falleció el 3 de octubre de 2019. "Mi hermano murió cuando Ghassan tenía tres años. Yo permanecí en Irán con mi sobrino y Narmín, terminando mis estudios. En 2022, regresé a Chile", comentó Gustavo.
La "nueva vida" de Ghassan y su madre destruida por la guerra
La palestina decidió regresar con su hijo a Gaza, tres meses antes de la escalada del conflicto del pasado 7 de octubre. Su plan era empezar “una nueva vida” junto a su familia, ya que “quería que Ghassan creciera cerca de sus abuelos y sus cercanos, en mi tierra. Anhelaba que mi hijo se conectara con sus raíces, sintiera la pertenencia a la tierra y a la causa palestina".
"Compré todo nuevo: muebles y menaje para una casa completa. Y así empezar desde cero una vida digna para nosotros. Inscribí a Ghassan en un colegio privado, buscando la mejor educación y cuidados para él”, añadió.
Respecto a los bombardeos, Narmín relató que "Ghassan se vio muy afectado por el bombardeo en nuestra casa. Estaba aterrorizado. Él nunca había sentido el vibrar del suelo por una explosión, ni había olido la pólvora o el olor a muerte. Jamás había presenciado tal horror y destrucción".
"Mi hijo llegó al hospital con una complicación respiratoria grave y taquicardia, después de inhalar todo el polvo que se levantó de los escombros del misil. Estuvo con un tratamiento de tres sesiones diarias de oxígeno", detalló.
Sobre su vida durante el pasado mes, aseguró que "todo es escasez: Comemos una vez al día y tomamos el mínimo de agua para ir lo menos posible al baño. La casa de mi tía no ha sido bombardeada. Hemos ido un par de veces para asearnos, pero rápidamente volvemos al hospital. Salir de su área es un gran peligro".
“La idea de escapar me está matando. No puedo aceptarlo. Le planteé a las autoridades chilenas de la embajada palestina en Cisjordania que no escaparé de Gaza sin mis padres. Y por otro lado pienso: ¿por qué debería huir? y ¿de qué debería huir? Creemos en Dios, la vida después de la muerte. Sí, tenemos miedo de los bombardeos, a la guerra y a la destrucción pero lo que nos suceda será elección de Dios. No seríamos felices con Ghassan si nos fuéramos y dejáramos a nuestra familia atrás para morir. Nunca sería feliz”, concluyó la madre.