Alumnos prioritarios y fin a cursos masivos: UC y la U. de Chile fijan protocolos para 2º semestre
Considerando que las clases en la Universidad Católica finalizan el 3 de julio próximo, el plantel académico trabaja a todo pulmón el protocolo que definirá las reglas de la docencia del segundo semestre que comienza en agosto, el cual la UC considera dividir en dos. Está definido que entre agosto y octubre más del 80% de las clases de toda la universidad será de manera remota, debido a las proyecciones sanitarias: es urgente para ellos no sólo cuidar la salud de sus estudiantes, sino que también la de sus académicos, sobre todo los que están en el grupo de riesgo y quienes presentan otro tipo de enfermedades.
Este es uno de los capítulos del documento preliminar que se trabaja en la UC al que T13.CL tuvo acceso, y que mañana su directiva enviará a toda la comunidad, para explicar los lineamientos generales de lo que será el proceso de docencia a partir de agosto, aunque el documento final con todos los detalles será enviado a directores y decanos la próxima semana.
En el documento, la Católica plantea varios temas. Adelantan que iniciarán las clases el 10 de agosto y finalizarán el 4 de diciembre, si bien no está descartado alargarlas hasta enero, y señala que los cursos numerosos deberán programarse de manera online ante la imposibilidad de asignación de salas que permitan el adecuado distanciamiento físico de los estudiantes.
Además deberá programarse un número importante de cursos menos numerosos en esta modalidad, especialmente aquellos a cargo de académicos que se sientan cómodos con este formato, y en el caso de profesores que por enfermedades o condiciones preexistentes pudiesen poner en riesgo su salud con clases presenciales. Por su parte, las ayudantías deberán realizarse online.
Asimismo, el documento propone los grupos “prioritarios”, que son los que podrán realizar algunas actividades de manera presencial. “Partiendo por los novatos, que requieren socializar para completar su proceso docente, y quienes están ad portas de titulares, que en algunas carreras requieren ciertas prácticas y experiencias in situ, sobre todo las carreras de medicina y pedagogía”, explica el rector Ignacio Sánchez.
Aunque incluso estos ítems tendrán condiciones. Por ejemplo, el módulo 1, de 8,30 a 10 a.m. solo estará disponible para clases en formato remoto en los cuatro campus de Santiago, lo que busca disminuir el riesgo de contagio por viajes en las horas punta del transporte público.
La idea de aumentar el porcentaje de cursos presenciales a partir de noviembre, que constituye la segunda etapa, es “tentativo” y dependerá de cómo Chile se encuentre en materia sanitaria.
Reducir flujo en los campos
La Universidad de Chile proyecta un panorama similar en los próximos meses, por lo que las medidas que están analizando son bastante parecidas a la UC, algo que aún es un escenario más incierto en las universidades privadas, que aún no han tomado una decisión final.
La Universidad de Chile cierra su semestre en agosto, por lo que tienen mayor tiempo para las determinaciones definitivas respecto al segundo semestre, que son relevantes sobre todo para alumnos que viven en regiones y que a partir de las reglas para el segundo semestre deben tomar definiciones estratégicas, como por ejemplo, si arrendar un lugar para vivir o no en Santiago.
Si bien, en el último consejo de la semana pasada, el plantel académico decidió aún no dar directrices, todos saben que no habrá un sistema de clases presenciales como las entendíamos hasta ahora, y una buena parte se hará de manera remota, porque en el panorama que se proyecta es, según las autoridades, un deber limitar los flujos de estudiantes, funcionarios, y académicos, que en tiempos normales pueden sumar en algunos campus de la Chile hasta 7 mil personas, dicen en la universidad, un aspecto relevante que contendrá el protocolo que darán a conocer las próximas semanas.
“En la Universidad de Chile esperamos que podamos terminar el segundo semestre de una manera mixta, con cursos que seguirán siendo online, pero otras actividades formativas que por su naturaleza necesitan de cierto grado de presencialidad lo vamos a impulsar si las condiciones sanitarias lo permiten”, explica Leonor Armanet, Directora de Pregrado de la casa de Bello.
Los últimos pasos
Mientras tanto, la Chile ya determinó reducir los cursos hasta un máximo de 30 personas, cuando en normalidad lo hacen desde 60 a 100, lo que requerirá de una logística robusta para reorganizar ramos y acomodar mallar, lo mismo que en la Católica, que están adaptando las salas para que exista un “uso de 3,75m2 por persona, lo que supone una disminución de éstas a 1/3 de su capacidad original”.
En la Chile, carreras como odontología, medicina, talleres de grado y las artes tendrán espacio para realizar algunas actividades presenciales –para lo cual se exigirá medidas sanitizadoras más estrictas de las salas, uso obligatorio de mascarillas, y alcolgel a la entrada y salida de ellas- aunque la mayor parte de los alumnos se deberá acomodar a la función online.
De hecho, hay carreras como Derecho que ya anunciaron que esa será la modalidad durante todo el año.
No son decisiones sencillas. El lunes 22 de junio se llevará a cabo una importante reunión con las universidades más importantes del Asia Pacífico, incluidas varias de Australia, Nueva Zelandia y Honk Kong, además de planteles de California, donde expondrá el rector Enio Vivaldi, encuentro en el que se buscará compartir experiencias de las medidas que se están tomando en la enseñanza en los tiempos de pandemia.
Existe consenso de que el proceso de aprendizaje es mucho más eficiente y rico en modo presencial, aunque en ambas universidades aseguran que no agotarán recursos para hacer que los estudiantes con problemas en la educación remota logren tener un buen proceso de aprendizaje, que hasta ahora ha requerido compra de tablets, chips, e incluso dispositivos digitales de conexión.
Los mandamases de las universidades chilenas están analizando varias variables, incluida la del clima de Chile en los próximos meses, que según los expertos, favorecería la propagación de los contagios, por lo que se requerirá todo tipo de esfuerzos para no congregar. Por lo mismo, los protocolos solicitan “flexibilidad a la comunidad, asumiendo que podrá haber inconvenientes asociados a escenarios cambiantes en los meses que vienen”.