La crisis del Lago Chad tiene graves efectos sobre los niños y ha desplazado a más de un millón de ellos, afirmó este jueves el director regional del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) para África Occidental y Central, Manuel Fontaine.
Al comentar hoy el informe “Niños en movimiento, niños que quedan atrás”, Fontaine subrayó que cerca de 1,5 millones de menores se han visto obligados a abandonar sus hogares por la violencia que ejerce el grupo yihadista Boko Haram en los países de la cuenca de ese lago.
Además, otro millón de niños se encuentra atrapado en zonas de difícil acceso.
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Por otro lado, Fontaine destacó que 38 menores han sido utilizados para llevar a cabo ataques suicidas en la cuenca del Chad en lo que va del año, elevando a 86 el número total de chicos forzados a ese tipo de atentados desde 2014.
El funcionario sostuvo que las necesidades humanitarias sobrepasan los niveles de respuesta, especialmente ahora que se puede llegar a áreas del noreste de Nigeria anteriormente inaccesibles.
Añadió que Unicef sólo ha recibido el 13% de los 308 millones de dólares que solicitó para asistir a las familias afectadas por la violencia de Boko Haran en Nigeria, Níger, Chad y Camerún.
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La mayoría de la población desplazada –unas 8 de cada 10 personas– se aloja con las familias y vecinos, lo que implica una presión adicional sobre algunas de las comunidades más pobres del mundo, subraya el documento.