Trump llega a tribunal penal de Nueva York para la apertura de juicio oral
Donald Trump llegó este lunes a un tribunal de Manhattan donde está previsto que comience la fase oral de su juicio penal, el primero contra un expresidente de Estados unidos y que corre en paralelo con su intento de volver a ocupar la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre.
En la causa "Pueblo del Estado de Nueva York contra Donald J. Trump", la fiscalía de Manhattan acusa al magnate de 77 años de 34 delitos de fraude contable para encubrir el pago de 130.000 dólares a la ex actriz de cine porno Stormy Daniels con el fin de silenciar un supuesto encuentro sexual ocurrido una década antes, en la recta final de la campaña de 2016 que le llevó sorpresivamente al gobierno.
La Fiscalía y la defensa presentan este lunes los argumentos a favor y en contra de esta causa de enorme complejidad a los 12 miembros del jurado y seis suplentes, ciudadanos anónimos -por razones de seguridad- elegidos la semana pasada que se encuentran bajo una enorme presión mediática, en cuyas manos está la suerte del político posiblemente más controvertido de la historia moderna del país.
Si es declarado culpable, Trump podría ser condenado hasta cuatro años de cárcel e incluso ser despojado de su derecho a voto. Si ganara la elección de noviembre contra el aspirante demócrata, el actual presidente Joe Biden, podría convertirse también en el primer mandatario que gobierna desde una cárcel.
"Va a ser el juicio más extraordinario probablemente de la historia del país. Lo que está en juego es casi infinito en términos de lo que podrían ser las consecuencias" para el magnate, declaró a la AFP el antiguo fiscal y actual profesor de derecho de la Universidad Pace de Nueva York, Bennett Gershman.
¿Qué sabía Trump?
La Fiscalía tendrá que demostrar que Trump orquestó o al menos autorizó a su entonces abogado personal Michael Cohen para que éste pusiera de su bolsillo el dinero para la ex actriz Stormy Daniels, que después le fue devuelto en pagos fraccionados disfrazados como gastos legales.
El ex abogado ya se declaró culpable en 2018, cuando se investigaba la posible interferencia de Rusia en la elección que ganó Trump, de violación de financiación de campaña entre otros cargos, alegando que obraba bajo la dirección del magnate "con el propósito principal de influir" en las elecciones presidenciales. Fue condenado a tres años de cárcel y perdió su licencia de abogado.
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En la causa, la Fiscalía también incluye otros acuerdos similares al de Daniels para tapar otros potenciales escándalos como el de una antigua modelo de la revista Playboy y un conserje que contó que Trump había tenido un hijo fuera del matrimonio.
"Testigos perjudiciales"
"Este caso es sobre el imperio de la ley y si Donald Trump lo violó", dijo la semana pasada durante la selección del jurado uno de los fiscales, Joshua Steinglass.
Su jefe, el fiscal del Tribunal Supremo de Manhattan, Alvin Bragg, que heredó el caso de su predecesor y después de muchas dudas acusó al magnate, se trata de un caso de interferencia electoral.
Para sostener esta teoría, además de Cohen, los fiscales llamarán a declarar a otros antiguos colaboradores de Trump, y ahora enemigos.
El primero en subir al estrado será David Pecker, entonces presidente de la empresa editora del tabloide National Enquirer, que compró para enterrarlas, las historias susceptibles de afectar al magnate durante su campaña electoral.
"Cada día vamos a escuchar a testigos perjudiciales para Donald Trump", pronosticó Gershman.
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El multimillonario republicano se lamenta de que mientras su rival hace campaña, él debe acudir cada día a la vetusta sala del tribunal de Manhattan, aunque ha encontrado en los micrófonos de los centenares de medios que siguen el caso un fenomenal altavoz desde se declara víctima de una "caza de brujas" y tilda al juicio un "engaño".
Trump también se enfrenta a otras tres causas penales, dos de ellas por cargos, mucho más graves, como intentar anular su derrota electoral de 2020 y por la gestión de documentos secretos tras abandonar la presidencia, que se han retrasado tanto que es poco probable que se celebren antes de las elecciones.