Un nuevo estudio en torno a la muerte del fiscal Alberto Nisman, arrojó por primera vez rastros de pólvora en la pistola de la que salió el disparo que lo mató, una Bersa calibre 22, fortaleciendo la hipótesis de que alguien más pudo haberlo matado.
En las manos del fiscal no se encontró ninguna evidencia de tal pólvora, según evidenciaron los resultados de la prueba de disparo de barrido electrónico del arma. Con esos resultados aumentan las dudas sobre la muerte del ex fiscal y se abren las posibilidades.
Según señala La Nación, hay quienes sostienen que un tercero podría haberle limpiado los restos de pólvora de la mano al ex fiscal, que los estudios no se hayan realizado a la perfección, o que debido al tipo de arma –de pequeño calibre- sólo en algunas circunstancias dejase rastros adheridos en la piel.
Desde la fiscalía de Viviana Fein, consideraron que el resultado “no es concluyente”, señaló Clarín.
Fein ordenó un primer análisis en el laboratorio de la Policía Federal en La Plata y un segundo en el laboratorio de Salta, ambos con el mismo resultado.
El fiscal Alberto Nisman lideraba la investigación en el caso AMIA, que investiga el atentado contra la mutual judía en 1994. Nisman tenía agendada una presentación ante el Congreso en que denunciaría a Cristina Fernández de encubrimiento del caso. Sin embargo, un día antes de eso, apareció muerto en su departamento en Buenos Aires.