El parlamento de Nicaragua, dominado por el oficialismo, creó el domingo una "Comisión de la Verdad" para esclarecer la muerte de 45 personas durante protestas contra el presidente Daniel Ortega hace dos semanas, mientras las movilizaciones contra el gobierno continúan.
La "Comisión de la Verdad, Justicia y Paz", conformada por cinco miembros, fue juramentada por el Parlamento durante una jornada en la que centenas de nicaragüenses volvieron a protestar en varias ciudades para exigir justicia para los fallecidos.
Las protestas iniciadas por estudiantes el 18 de abril, y que se extendieron a otros sectores, contra una reforma al sistema de pensiones dejaron unos 45 muertos y 400 heridos en todo el país, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), un organismo independiente.
La comisión de la verdad, que ha sido cuestionada antes de su juramentación por opositores al gobierno y organismos independientes de derechos humanos, deberá presentar un reporte de su investigación en tres meses, dijo el presidente del Parlamento, el oficialista Gustavo Porras, durante la sesión plenaria de 20 minutos.
Los integrantes de la comisión son "notables nicaragüenses de diferentes sectores que están de acuerdo con el diálogo y paz", expresó Porras, cercano al mandatario.
Los miembros de la comisión son el economista Cairo Amador, la exrectora de Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), Mirna Cunninhgam, el vicepresidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU) Jairo López, el sacerdote Uriel Molina y uno de los miembros de la estatal Procuraduría de Derechos Humanos, Adolfo Jarquin.
Estudiantes, empresarios y la iglesia Católica reclaman una investigación independiente que cuente con la participación de organismos internacionales -como la CIDH- para determinar la responsabilidad por las muertes y heridos durante las protestas.
Pero el gobierno rechazó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visite el país para evaluar la situación en el terreno y pidió al organismo esperar los resultados de un diálogo nacional que contará con la mediación de la iglesia Católica, a pedido de Ortega.
De vuelta a las calles
Aunque Ortega revocó la reforma que detonó las protestas, por impulsar medidas como el aumento de la cuota patronal y laboral y reducir la pensión a jubilados, las protestas contra su gobierno continúan.
Centenares de nicaragüenses se manifestaron el domingo por tercera semana consecutiva para exigir justicia y la renuncia del presidente Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Las manifestaciones se desarrollaron durante el día de forma pacífica en las ciudades de Masaya, Ticuantepe y Chinandega, pero al caer la noche se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y antimotines en Niquinohomo, 60 km al sureste de Managua. Aún no se reportaban víctimas, según un fotógrafo de la AFP en el lugar.
En Masaya, donde la concentración fue mayor, los manifestantes se movilizaron a pie, en motocicletas y bicicletas, mientras agitaban banderas de Nicaragua y coreaban "asesinos, justicia y que se vayan", en alusión a Ortega y Murillo.
"Tenemos derecho a ser libres, que los jóvenes sean libres; ya no queremos más Daniel", manifestó Irania Escobar.
Masaya un pueblo de artesanos y pequeños agricultores, también conocido como la cuna del folclore, es un símbolo de la lucha sandinista en la derrota de la dictadura del régimen de Anastasio Somoza en 1979.
Esta ciudad acogió a miles de combatientes sandinistas en el "histórico repliegue" en las postrimeras de la derrota de la dictadura, tras semanas de asedió a la capital enfrentando a la guardia del régimen de Somoza.
"Soy sandinista, pero me indigné por la masacre que le hicieron a mi pueblo (...) queremos libertad, que no haya más muertes de jóvenes", dijo a la AFP Alejandro Bravo.
El coordinador del movimiento estudiantil 19 de Abril de Masaya, Yuber Suazo, manifestó que se mantendrán en las calles demandando justicia por las víctimas de la represión.
En el municipio de Ticuantepe, 15 km al sureste de Managua, la población también se manifestó pacíficamente, reclamando justicia para el joven Jason Urbina, quien según sus familiares murió por disparos de la policía durante las protestas en ese lugar.