"Hola. Mi nombre es Kim Han-sol, soy de Corea del Norte. Formo parte de la familia Kim y aquí está mi pasaporte".
En 40 segundos, hablando en inglés y sin decir mucho más, se presentó al mundo el hijo de Kim Jong-nam, el hermanastro del líder Kim Jong Un, que fue asesinado el 13 de febrero en Malasia y de cuya muerte se culpa al gobierno norcoreano.
Se trata del primer miembro de la familia que se refiere al trágico evento.
"Mi padre ha sido asesinado hace unos días. Estoy actualmente con mi madre y mi hermana y estamos muy agradecidos a ... Esperamos que todo esto mejore pronto", sentencia.
Los nombres de los destinatarios de los agradecimientos fueron editados y no aparecen en el video, mientras que sobre el pasaporte que Kim Han-sol muestra a la cámara se colocó un cuadro negro. Pese a eso, autoridades surcoreanas confirmaron su identidad.
Aunque esas precauciones son entendibles, lo más extraño es la escasa alusión que hace a la muerte de su padre: no lo condena ni señala posibles culpables.
Tampoco se refiere a la posibilidad de entregar su ADN para confirmar la identidad de Jong-nam, para que así las autoridades malasias entreguen el cuerpo.
Las imágenes fueron subidas a las redes sociales por la organización "Cheollima Civil Defense", que en su página web asegura dedicarse a ayudar a norcoreanos a salir del país.
La asociación asegura que "el mes pasado respondimo a una solicitud de emergencia por parte de los supervivientes de la familia de Kim Jong-nam para ser protegidos. Los tres miembros de la familia (el joven Kim Han-sol, su hermana y su madre) fueron encontrados y trasladados rápidamente a una zona segura".
Además, asegura que será la última vez que se referirán a este asunto.
Tampoco dice dónde se encuentra la familia, aunque se cree que están en Macao, donde vivía Kim Jong-nam.
En el comunicado que aparece en la web agradece a los gobiernos de Holanda, China, Estados Unidos y un cuarto que "se mantendrá sin ser nombrado". A la única persona que se identifica es al embajador holandés en Seúl, A. J. A. Embrechts.
La muerte de Jong-nam ha generado una crisis entre Corea del Norte y Malasia, cuyo último capítulo es la prohibición de salir del país que le hizo Pyongyang a los 11 malasios que viven en sus fronteras
