Inundaciones, incendios devastadores, tormentas y olas de calor potencialmente peligrosas para un tercio de la población: Estados Unidos sufría este martes una serie de catástrofes relacionadas con el cambio climático a las puertas del verano.
Cerca de 120 millones de estadounidenses se vieron afectados de alguna manera por una alerta de ola de calor que golpeó una parte del medio oeste y el sureste del país.
"Una cúpula de altas presiones debería producir temperaturas superiores a la norma, e incluso récords, sobre toda la zona hoy y mañana (miércoles)", advirtió la meteorología nacional.
"Este calor, aliado a una fuerte tasa de humedad, va probablemente a generar temperaturas muy superiores a 37 grados centígrados en numerosos lugares", añadió.
Es esta zona de altas presiones atmosféricas la que desencadena fenómenos excepcionales en su periferia, explicó a la AFP Alex Lamers, experto de la meteorología nacional estadounidense.
"En numerosos casos, si usted tiene una ola de calor lo bastante fuerte, va a encontrar alrededor de sus límites tormentas y tornados, inundaciones repentinas, lluvias intensas", dijo.
Más al oeste, imágenes publicadas por la agencia de parques nacionales mostraban los daños provocados por inundaciones en el parque Yellowstone.
Todas las entradas de este amplio parque de cerca de 9.000 km2, que se extiende sobre los estados de Wyoming, Montana e Idaho (noroeste), seguían cerradas hasta nuevo aviso debido a "condiciones extremadamente peligrosas" causadas por la crecida de un río y lluvias torrenciales.
Quienes se encontraban aún en el parque fueron invitados a evacuar.
Cambio climático
"Las inundaciones medidas en el río Yellowstone están más allá de niveles récords", dijo la agencia de parques nacionales en su página web.
Las inundaciones provocaron derrumbes y corridas de lodo que atraviesan múltiples tramos de rutas "y varios puentes también podrían haber sido afectados", precisó.
Alertas de canícula fueron lanzadas en paralelo en varias regiones de California y Arizona, donde las temperaturas y una sequía crónica agravan aún los riesgos de incendio.
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Dos fuegos, cada uno de los cuales ya recorrió más de 120.000 hectáreas, seguían ardiendo el martes en el estado de Nuevo México. Los bomberos buscan desde hace semanas contener las llamas del Black Fire y del Hermits Peak que son alimentados por una vegetación excepcionalmente seca.
Nuevo México y la casi totalidad del suroeste de Estados Unidos sufren de una sequía histórica y decenas de incendios ya han estallado en la región, antes de que inicie el verano.