La discreta llegada de Milei a Chile. El presidente Javier Milei arribó este jueves a las 15.30 a Santiago, donde fue recibido por el embajador argentino, Jorge Faurie. Como estaba anticipado, el viaje -de carácter no oficial- tenía como objetivo participar en un evento privado de la empresa GasAndes. Y no estaba contemplado un encuentro con el presidente Gabriel Boric.
A pesar de su discreta llegada -en la que salió por la puerta de atrás del aeropuerto- el mandatario argentino fue recibido por una multitud de periodistas que intentaban documentar su reservado paso por el país, en la que era su primera visita a Chile como presidente.
Desde Pudahuel se trasladó hasta la comuna de Las Condes para su fugaz estadía en el hotel Mandarín Oriental, donde fue recibido con un almuerzo que incluía un postre que tenía forma de león, haciendo alusión al apodo que lleva Milei. Fue el mismo mandatario quien publicó la imagen de la comida en su cuenta de X.
“TREMENDO DETALLE por parte del Hotel en el que me hospedo en Chile. VIVA LA LIBERTAD CARAJO”, escribió.
Entretelón entre empresarios y gobiernos. Un par de horas antes del evento de GasAndes, se realizó una reservada reunión entre representantes empresariales argentinos y chilenos, y que contó con la participación de autoridades como el ministro de Hacienda, Mario Marcel, el canciller Alberto Van Kleveren, y la Ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, Diana Mondino.
En total participaron 23 personas, de las cuales tres eran mujeres. Una de ellas era la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago, María Teresa Vial.
"Tremendo detalle": El gesto del hotel donde Milei se hospeda en Chile que impresionó al presidente argentino
El encuentro también contó con la asistencia del Grupo de los 6 (G6), que son los empresarios que acompañaron al presidente Milei en su viaje.
El foco de la conversación estuvo puesto en las oportunidades de inversiones y el comercio bilateral entre ambos países. Otro de los temas de discusión, el cual fue planteado por el secretario general de la Sofofa, Rodrigo Yáñez, fue el corredor bioceánico y la necesidad de avanzar en este proyecto, que considera a ambos países.
La reunión finalizó aproximadamente a las 16:50.
La trastienda en el hotel. El evento de GasAndes -filial de la argentina Compañía General de Combustibles, CGC- estaba programado para las 18:00, sin embargo, una hora antes de su comienzo ya habían alrededor de 50 asistentes que disfrutaban de un cocktail, entre ellos dirigentes empresariales y ejecutivos argentinos y chilenos.
Entre los primeros en llegar figuraban el presidente del Directorio de Codelco, Máximo Pacheco y su par de Sonda, José Orlandini. Minutos después aparecieron los líderes de la CPC y la Sofofa, Ricardo Mewes y Rosario Navarro, respectivamente. Aunque Mewes ya se encontraba dentro del hotel, tras la reunión entre empresarios e integrantes de los gobiernos.
El encuentro tenía como fin celebrar un hito relevante en la historia de la cooperación energética entre Chile y Argentina. El gasoducto GasAndes alcanzó la cifra de aproximadamente 28.5 mil millones de metros cúbicos de gas natural transportados desde su inauguración el 7 de agosto de 1997 por los expresidentes Carlos Menem, y Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Pocos minutos después de las 18:00, los asistentes fueron ingresando lentamente al auditorio.
Un Frei nostálgico y anécdotas con Menem. Durante el encuentro, en el que habían no más de 140 personas, se hizo un reconocimiento al expresidente Frei, dado su participación en el gasoducto.
En su discurso, de más de 20 minutos, Frei comenzó destacando lo positivo de las relaciones público-privadas y las concesiones para financiar obras públicas. “En 30 años hemos invertido más de US$ 70 mil millones a través de alianzas público-privadas. Para nosotros como país, la relación con Argentina es fundamental, las obras de las que hablamos son gigantescas y requieren mucha inversión”, dijo.
También aprovechó para recordar algunas anécdotas que vivió con el expresidente argentino Carlos Menem cuando inauguraron la emblemática obra en el 1997.
“En la inauguración, en la que habían unas 400 personas, el presidente Menem, canchero como era, hizo un gran discurso diciendo lo que significaba para Chile el gasoducto. Después me tocó a mí agradecer. Y dije que algún día por estos ductos llevaríamos gas desde Chile a Argentina. Y hubo una carcajada general de todos los presentes”, recordó.
El plato de fondo del Mandarín Oriental, Milei. El presidente Milei se hizo notar, pero sin estar presente en los discursos iniciales del evento. Luego de una hora de iniciado el evento (19:17), el mandatario realizó una entrada por uno de los costados de la sala, generando un gran recibimiento del público, quienes se pusieron de pie para aplaudirlo.
En la primera fila se veía al gabinete de Milei y a los ministros Marcel y Van Klaveren.
En su discurso, bien apegado a lo planificado, el presidente argentino realizó constantes críticas al kirchnerismo y destacó la importancia de la colaboración entre ambos países.
También, hubo tiempo para autocríticas y disculpas. “A causa de políticas irresponsables de otros gobiernos argentinos, el flujo de este gasoducto ha destacado durante las últimas dos décadas por su bajo rendimiento. Sucede que Menem y Frei establecieron una alianza de abastecimiento energético entre nuestras naciones, y empresas chilenas y argentinas firmaron contratos y entablaron largos compromisos conforme a esa alianza”, señaló.
“Pero cuando el gas empezó a escasear en Argentina por malas políticas energéticas, el kirchnerismo decidió que la salida más fácil era incumplir los contratos con Chile y dejar de exportar el gas doméstico. Sabemos que para ustedes estas decisiones significaron el costo enorme, económico y humano, de industrias y hogares sin acceso a energía, y que los dejamos sin alternativa más que construir plantas de regasificación en tiempo récord. Por eso quiero decirles que quien les habla hoy aquí es Javier Milei, no Néstor Kirchner, y que nuestra Administración tiene una vocación irrenunciable por abrazar el capitalismo de libre mercado y las ideas de la libertad”, dijo.
Causó extrañeza entre los presentes que su discurso fue ordenado y carente de excentricidades.
Aunque finalizó su intervención con su distintivo grito: ¡Viva la libertad, carajo!
Luego, el mandatario se dio unos segundos para saludar al canciller chileno, Alberto Van Klaveren.