Por qué Líbano está en el centro de la creciente tensión entre Arabia Saudita e Irán
Medio Oriente está entrando en lo que muchos analistas ven como una peligrosa nueva fase.
Aunque Estado Islámico está al borde de la derrota, la histórica rivalidad entre Arabia Saudita e Irán se encuentra amenaza con desestabilizar la región, con Líbano en el punto de mira.
El primer ministro libanés, Saad Hariri, renunció inesperadamente el pasado fin de semana.
Los efectos de su renuncia se están sintiendo en toda la región.
Hariri no hizo el anuncio de su renuncia desde Líbano, sino desde Arabia Saudita, el país que lo apoya políticamente.
La familia Hariri es cercana al gobierno de Riad.
Muchos libaneses creen que la renuncia de Hariri se debió a las presiones de los sauditas, dice Martin Patience, corresponsal de la BBC en Beirut.
No está claro cuándo regresará a Líbano, ni siquiera si lo hará.
Sin embargo, el presidente libanés, Michel Aoun, y otros políticos de alto nivel en el país pidieron su retorno, en medio de las sospechas de que Hariri está bajo arresto domiciliario en Arabia Saudita y que fue obligado a renunciar.
Aoun aún no aceptó su renuncia y Hariri no habló públicamente desde su anuncio.
El espectáculo del ausente primer ministro se considera una parte de la lucha regional entre Arabia Saudita, con un liderazgo sunita, y su rival predominantemente chiita Irán.
Por ahora, Líbano está incómodamente en el centro del escenario, donde, después de todo, otras guerras de poder se han librado en el pasado.
Contener a Hezbolá
Irán apoya el movimiento chiita libanés de Hezbolá. Sus simpatizantes creen que la renuncia Hariri fue orquestada por los sauditas para debilitar su influencia en el país.
El padre de Hariri, el ex primer ministro Rafik al-Hariri, fue asesinado en 2005, en un ataque con coche bomba por el que fue ampliamente responsabilizado Hezbolá.
Hassan Nasrallah, el líder del grupo chiita, dijo este viernes que Arabia Saudita había declarado la guerra a Líbano y que tenía a Hariri retenido en contra de su voluntad.
Hezbolá fue acusado de operar un "estado dentro de un estado". Su brazo armado es más poderoso que el Ejército libanés y lidera un bloque que domina el gabinete.
El jueves, Arabia Saudita y sus aliados del Golfo dieron un paso más en la escalada de tensión pidiéndoles a sus ciudadanos que abandonaran Líbano, lo que envía una clara señal del endurecimiento de su política hacia el país.
"Los estadounidenses, los israelíes y los saudíes están intentado evitar que Hezbolá maximice su poder con las guerras en Siria e Irak", dijo Hassan Ileik, editor del periódico pro Hezbolá Al Akhbar.
Se cree que el apoyo militar de Irán y de Hezbolá ha sido crucial para mantener a Bashar al Asad en el poder.
"A medida que la situación en Siria llega a su fin el régimen lleva la delantera", le dijo Basem Shaab, parlamentario del bloque político de Hariri, al corresponsal de la BBC.
"Irán y Hezbolá están buscando dividendos en Líbano por el rol que jugaron en Siria".
Shabb opina la influencia de Irán y sus aliados debe ser revisada.
"Lo que está ocurriendo en Yemen también está relacionado con la situación de Líbano. Hezbolá y sus aliados lograron enormes éxitos. Pero ahora enfrentan una gran presión por esto", dijo Ileik.
Arabia Saudita responsabilizó a Hezbolá del disparo de un misil de fabricación iraní desde Yemen el fin de semana.
Riad dice que Irán también está equipando a los rebeldes chiita-yemeníes Houthi contra los que los sauditas lideran una larga guerra. Teherán rechaza las acusaciones.
"Al borde del precipicio"
Que las grandes potencias se entrometan en los asuntos de Líbano no es nada nuevo. Pero el temor es que un paso en falso ahora desencadene algo mucho más grave.
"En las últimas décadas, nunca hemos estado tan cerca del precipicio", advierte Maha Yahya, director del think tank del Centro Carnegie de Medio Oriente.
"La amenaza de una guerra regional nunca había sido tan real con un conflicto podría involucrar a varios países".
Y es por eso que lo que sucede en Líbano importa a todos.
El autollamado Estado Islámico está casi derrotado, pero lo que está ocurriendo ahora, la creciente rivalidad entre Arabia Saudita e Irán, podría ser incluso más peligro para la región.