Miles de residentes de California ven cómo la Navidad se acerca este año entre llamas, humo, vientos del desierto y frenéticas carreras para acabar con el fuego.
Más de 200.000 personas han tenido que desalojar sus viviendas y decenas de construcciones han quedado dañadas por los incendios forestales que arden en el sur del estado y que por el momento no hacen más que extenderse.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió este viernes una declaración de desastre que permitirá liberar fondos para "ayudar a aliviar la dureza y el sufrimiento que la emergencia puede infligir en la población local".
Además, el mandatario puso al Departamento de Seguridad Nacional y la Agencia Federal de Gestión de Desastres a cargo de los trabajos de asistencia.
Mientras tanto, el fuego sigue dejando imágenes inusuales para esta temporada del año.
Combinación de factores
"Creo que la razón de que estemos viviendo esta fiera temporada de incendios, particularmente tan tarde en el otoño, casi invierno, tiene que ver con varios factores", le dice a BBC Mundo Char Miller, profesor de análisis medioambiental en Pomona College, California.
"Por un lado tenemos el cambio climático como una suerte de fuerza global que impulsa la sequía de años que ha vivido el sur de California, tenemos condiciones muy secas", explica Miller.
"A eso se le une el condicionante local de los vientos de Santa Ana que ha acelerado la velocidad a la que se están moviendo los incendios", agrega.
"Lo tercero es la dimensión humana del problema y es el hecho de que haya tantos millones de personas en California que viven en zonas que desde hace más de un siglo se sabe son propensas a los incendios".
Y añade: "Por eso estamos viendo los altos números de evacuaciones y las pérdidas de casas en zonas residenciales que hace 30 años no se veían".
Panorama futuro
Tanto los efectos del cambio climático como la urbanización de zonas forestales no parece que se vayan a mitigar en el futuro al menos cercano, sino más bien lo contrario.
"Estoy preocupado", señala Miller. "No sólo por los problemas a corto plazo que está enfrentando la gente ahora, sino por las implicaciones a largo plazo".
El experto hace referencia a estudios que indican que a finales del siglo XXI habrá más calor y sequedad, lo que aumentará el riesgo de incendios.
La declaración de desastre anunciada este viernes por el presidente Trump puede aliviar la emergencia presente, pero el profesor californiano sostiene que se deben implementar medidas más duraderas.
"El gobierno de Donald Trump no está abierto a hablar sobre cambio climático, lo máximo que están dispuestos a aceptar, en cuanto a lenguaje, es la expresión 'clima cambiante'", afirma Miller.
"Es lo único que dirán pero no están solos, hay mucha gente que, tontamente en mi opinión, no quiere pensar en las implicaciones más grandes.
"Si no piensas en las consecuencias del cambio climático no puedes redactar políticas que cambien la forma en que vivimos. Eso es en lo que verdaderamente deberíamos estar trabajando ahora.
"Apagar los fuegos es una medida de corto plazo, un arreglo temporal, pero no es la solución a largo plazo. Necesitamos que los gobiernos estatales y locales piensen en cómo defendernos de un sistema climático que va a hacer nuestras vidas mucho más difíciles", subraya.
¿Y el origen del fuego?
Recientemente supimos que el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) anunció una investigación para conocer el origen de los incendios que asolaron Napa y Sonoma, también en California, el pasado mes de octubre.
En cuanto a los incendios actuales, es pronto para saber cómo empezaron.
"La fuente de la ignición tiene que ser humana, que yo sepa no hemos tenido rayos", opina Miller.
"No hay una razón natural para que estos fuegos hayan surgido. Una vez que empiezan a arder, ahí sí la naturaleza juega un rol enorme pero mi apuesta es que en algunos casos se trata de incendios provocados.
"Si miras cómo estos incendios ardieron de inmediato y dónde empezaron... podría ser un accidente, sí, pero me sorprendería mucho", concluye el profesor, que tilda de crimen abominable prender un fuego deliberadamente.