La arena del mundo se acaba y estas son sus insospechadas consecuencias
¿En qué piensas cuando escuchas la palabra "arena"? ¿Piensas en abundancia, en climas cálidos, en oasis o en castillos?
Quizás te vienen a la cabeza imágenes como éstas:
Pero, a pesar de su aparente abundancia, la arena corre peligro de terminarse.
"Cuando lo dices, te responden: '¿De qué estás hablando?'", le dijo a la BBC Pascal Peduzzi, del Programa del medioambiente de la ONU. "Y exclaman '¡Hay arena por todos lados!'".
De alguna manera es cierto: hay arena en mucho de lo que nos rodea en nuestra vida cotidiana.
Porque está desde las paredes de nuestros hogares hasta los vasos de vidrio de la cocina, en los teléfonos móviles que tenemos en nuestras manos y hasta en las llantas de nuestros autos.
"Es literalmente la base de nuestra sociedad. Casi todo lo que construimos en el mundo moderno tiene cimientos de concreto, y no puedes hacer concreto sin arena", subraya Andrew Bloodworth de la revista British Geological Survey.
Después del agua, la arena es el recurso más usado del mundo. Representa más de dos tercios de todo lo que se extrae de la tierra.
La escala es enorme.
A ese ritmo, no sorprende que estemos al borde de una emergencia.
"Se está llegando al fin de la extracción de arena fácil y empezando la excavación en otros ambientes marinos. Está pasando en todas partes y los gobiernos tienen que entender que es un riesgo exponencial", urge Peduzzi.
En 2014 este científico medioambiental publicó un estudio detallando el grave impacto que nuestra gran dependencia en la arena está teniendo en la Tierra, desde Singapur hasta Estados Unidos, de China a las islas caribeñas.
Hay playas desapareciendo, riberas de ríos colapsando, tierras agrícolas inundándose con agua de mar.
No es infinita
Los granos de arena, como las estrellas, nos sirven para entender el infinito cuando somos niños pero el que no las podamos contar no quiere decir que no tengan fin.
Y a la naturaleza le tomó mucho tiempo hacer esos diminutos granos.
"La arena se forma con un proceso de desgaste y erosión causado por el viento, el agua y la acción del hielo", apunta Bloodworth.
"Puede tomar miles o quizás cientos de miles de años".
Un tiempo que no tenemos.
Mafias de arena
A medida que el mundo en desarrollo lo alcanza, se multiplica -la ya de por sí enorme- demanda por este recurso.
En países como India, donde la economía crece a un ritmo frenético, la infraestructura está transformando el paisaje.
Los estimados 22 millones de habitantes de Bombay, por ejemplo, están viendo a su ciudad crecer hacia los lados y hacia arriba, lo que implica un apetito insaciable por arena... más de la que puede ser extraída legalmente.
India es una nación federal, de manera que aunque el gobierno introduzca leyes, depende de las autoridades de cada Estado hacerlas cumplir.
"A nivel local es muy fácil asegurarse de que la gente involucrada, incluida la policía y los funcionarios públicos, sean parte de la extracción ilegal de arena: por eso les llaman mafias", le dice a la BBC Sumaira Abdulali, una reconocida activista india.
La mafia de la arena es poderosa, y en el curso de su trabajo para exponer sus actividades, Abdulali ha sido atacada y amenazada varias veces.
Se han reportado casos de hombres armados amenazando a gente local y llevándose la arena en muchas partes del mundo, desde el Caribe hasta Camboya.
Recientemente, sin embargo, el gobierno está haciendo más por controlar la situación. Pero en un país tan vasto como India, evitar esta actividad es todo un reto.
Ciclo vicioso
Como es costumbre, no son las mafias las que hacen el trabajo duro, sino personas que no tienen muchas otras opciones. Personas como Prahlad Mhatre, de 28 años, quien trabaja en Thane Creek, donde una tradicional comunidad de pescadores se ha tornado en dragadora de arena.
"Salimos a medianoche en nuestros botes y vamos explorando el suelo de la ensenada con un tubo de hierro. Cuando encontramos un banco de arena anclamos".
"Uno de nosotros sostiene el tubo con firmeza y los demás nos agarramos de él con una pierna y nos hundimos en el agua con un balde de metal amarrado a una cuerda en las manos. En el fondo, lo llenamos de arena y lo dejamos ahí; subimos, lo sacamos halando las cuerda, lo vaciamos y volvemos a tirarnos al agua".
"En cada viaje cada uno tenemos que sumergirnos entre 150 y 200 veces para llenar el bote... Lo hacemos a diario, así, sin equipo de ninguna clase".
¿Por qué alguien preferiría hacer eso a pescar?
Porque cuando la arena empezó a desaparecer, también se esfumó la fuente de alimento para los peces más pequeños, lo que afectó a los más grandes, que podrían haber sido pescados y vendidos, explica el líder comunitario Nandkumar Pawar.
"No hay agricultura ni pesca, sólo excavación de arena. Queremos cambiar pero hay unas 60 mil personas que dependen de eso directa o indirectamente".
Entre tanto, en países ricos...
Cuando el impacto de la excavación de arena se hizo evidente, muchos países desarrollados impusieron regulaciones estrictas.
Pero eso puede implicar que las naciones ricas importan ese recurso de otras menos poderosas, no sólo para construir, sino para reclamación de tierras: si viertes vastas cantidades de arena en el océano, puedes crear nuevos territorios.
"Singapur ha aumentado su territorio un 20% usando arena de los países vecinos. El impacto no sólo ha sido medioambiental sino también político", explica Peduzzi.
"La arena fue tomada de islas indonesias, que se fueron hundiendo lentamente. Más de 15 islas desaparecieron. Una isla sumergida no cuenta como frontera, lo que significa que Indonesia perdió aguas internacionales".
Otro país que ha estado reclamando tierras a ritmo acelerado es los Emiratos Árabes Unidos.
El Palm Jumeirah es un archipiélago hecho por el hombre en la forma de una palmera que se puede ver desde el espacio.
Está hecho de arena marina, bombeada del suelo del mar.
¿Alguna solución?
La ciencia está buscando soluciones.
En el Colegio de Ingeniería de Goa, India, por ejemplo, están experimentando reemplazando 10% de la arena en el concreto con plástico desechado.
"Si encontramos alternativas al material natural -la arena- y usamos una que daña el medioambiente y no es biodegradable -bolsas de plástico-, todos ganamos", señala Purnanand Savoikar, quien lidera el proyecto conjuntamente con John Orr, de la Universidad de Bath, en Inglaterra.
"En una proporción de reemplazo del 10% con plástico reciclado, ahorraríamos unas 800 megatoneladas de arena. Es una cantidad relativamente pequeña pero es un paso en la dirección correcta", afirma Orr.
Ese concreto aún no se ha comercializado, pero los investigadores dicen que es sólo cuestión de tiempo.
Entre tanto, para Orr, los arquitectos podrían ir tomando cartas en el asunto.
"Cuando ves edificios e infraestructura, el 30 o 40% del concreto podría haberse ahorrado. En este momento no hay castigo por sobre diseñar: si haces una viga dos o tres veces más fuerte de lo necesario, no importa. Pero si la haces más débil, te metes en problemas".
"Por eso la naturaleza adversa al riesgo de la ingeniería estructural usa demasiado material casi por defecto".
Construir con escombros e instruirse
Reciclar también puede aliviar la presión en los recursos de arena.
Cuando se demuelen edificios para una nueva construcción, el concreto puede ser triturado y reutilizado.
Pero por sobre todo, según el geólogo Bloodworth, necesitamos entender mejor las repercusiones de la extracción de arena para lograr un equilibrio.
"Tenemos que pensar en los sistemas en los que se mueve la arena. Si entendemos que si tomamos arena de aquí, la playa de allá resultará afectada o el puente del río se desplomará, podremos empezar a regular la industria de manera que sea sostenible por el futuro previsible".
Todos los expertos en el tema concuerdan en que necesitamos urgentemente hacer algo: la arena del reloj está cayendo y el tiempo se está acabando.
Este artículo es una adaptación del documental "El fin de la arena" producido por Matt Willis de 7digital production para el Servicio Mundial de la BBC.