Este sábado el ex presidente brasileño, Lula Silva, se entregó a la justicia luego de haber participado esta mañana en una misa por su difunta esposa en el sindicato metalúrgico de São Bernardo do Campo, lugar donde permaneció atrincherado durante dos días mientras negociaba su entrega a la policía.
Durante la tarde decenas de militantes bloquearon la salida del vehículo en el que el expresidente pretendía salir de una sede sindical. Sin embargo, tras minutos de bloqueo volvió al sindicato.
Lula tiene orden de prisión desde el jueves 5 de abril, para cumplir una pena de 12 años y un mes por corrupción pasiva y lavado de dinero.
El ex mandatario ya había anunciado que se entregaría a la justicia, aclarando que "quiero mostrarles lo que es responsabilidad y para poder probar mi inocencia". "Voy a atender el mandato para que no digan mañana que soy un prófugo y que me estoy escondiendo. Voy para que sepan que no tengo miedo", afirmó Lula.
Sin embargo, se habría negado a entregarse antes de las 20:00 GMT del viernes 6 de abril para comenzar a cumplir su condena de 12 años de cárcel dentro del plazo fijado por el juez federal Sergio Moro, responsable por la investigación del gigantesco escándalo de corrupción en Petrobras.