De acuerdo a tres asistentes consultados por Ex-Ante, Dammert hizo un análisis sobre la situación del gobierno. Y enfatizó que el oficialismo está conformado por una alianza con dos coaliciones (Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad) y tres almas: El Socialismo Democrático, el FA y finalmente el PC, un partido de izquierda de viejo cuño.
Si bien evitó hacer críticas al gobierno de Boric, de su análisis se desprende que el gobierno vive momentos difíciles. Una afirmación que sorprendió a muchos fue cuando definió al actual gobierno como de centroizquierda.
Al referirse al papel de la oposición, incluyó entre los problemas del gobierno la coberturas de los medios, que considera negativa. También dijo que pese a las dificultades que representa que el Presidente Boric tenga un índice de aprobación cercano al 25%, en su opinión no deja ser relevante que en los días que corren pueda mantener su base de apoyo original, de la primera vuelta.
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“Los que esperaban escucharle algún desahogo o críticas al gobierno, dada la forma en que salió de su cargo, se equivocaron”, señaló un asistente.
La salida de Dammert ocurrió en forma muy sorpresiva, pero posteriormente quedó claro que había tenido una serie de diferencias con importantes colaboradores de Boric, como su jefe de gabinete Matías Meza-Lopehandía. A este último cercanos a Dammert le atribuyen haber protagonizado una fuerte disputa con ella por su influencia ante el Presidente.
También pesó el hecho de que el Frente Amplio -después la salida de Giorgio Jackson de la Secretaría General de la Presidencia, motivada por una serie de reveses que sufrió en el Congreso y de declaraciones desafortunadas- quería que uno de los suyos ocupara el cargo. Y lo lograron colocando como sucesor de Dammert a Miguel Crispi, de Revolución Democrática.