Ascanio Cavallo y muerte de Lucía Hiriart: “Hay bastante de mito sobre el poder político que tuvo"
¿Se puede decir que Lucia Hiriart fue la primera dama más influyente en la historia de Chile?
Habiendo participado en el régimen más prolongado y dominante de la historia, sin duda. Pero es muy difícil comparar su influencia con la de esposas de presidentes democráticos.
¿Cuánto de mito y cuánto de realidad hay en el poder que ejerció Lucía Hiriart durante el régimen de Pinochet?
Me parece que hay bastante de mito sobre el poder político que tuvo. Lo seguro es que ella creó una especie de castillo fortificado en torno su hogar, protegiendo al núcleo familiar y a los hijos, independientemente de cómo les fuera en sus peripecias por la vida. Ella fue decisiva en hacer participar a sus hijos de las cuentas en el exterior, a su hija mayor en negocios turísticos y en generar el dinero ilícito para que el mayor se fuera del país y emprendiera una nueva vida (que no resultó). Personas cercanas me dijeron alguna vez que ese instinto se hizo más fuerte desde que el matrimonio estuvo en peligro, cuando Pinochet casi lo rompe por un romance en Ecuador, en los años 50: de ahí en adelante, ella se convirtió en el cancerbero del hogar. Según esas fuentes, Pinochet supo desde entonces que su carrera dependía también de la integridad del matrimonio.
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Cómo definiría las principales características de su personalidad y de sus ideas políticas.
Como hija de un político radical, ella fue en la primera parte de su vida una mujer de clase media alta, con un pensamiento político centrista, que se fue derechizando en los años 60, junto con el proceso de polarización del país. En la época de la Unidad Popular ya estaba en lo que hoy llamaríamos una “derecha dura”, aunque con mucha prudencia por la posición de su marido. No hay duda de que fue la opinión decisiva para impulsar a Pinochet a liderar el golpe de estado y evitar que otros lo sobrepasaran. En ese período desarrolló un sentimiento antipolíticos muy fuerte: detestaba a Jaime Guzmán, a Jarpa, a Sergio Diez, a Francisco Bulnes, en un grado no demasiado menor que a Frei, Aylwin, Tomic y toda la DC, e incluso que a los radicales de derecha, como los hermanos Durán, que además eran masones. Terminó siendo una mujer católica (pero no ultraconservadora, como se cree: ella se movió para lograr los divorcios por la Iglesia de sus hijos) y ultraderechista.
¿Cuáles fueron los momentos en que su influencia sobre el general Pinochet se hizo notar con mas fuerza?
Si hablamos de momentos más que de períodos, diría, en orden: el momento del golpe de Estado; la destitución del general Leigh, en 1978; el plebiscito de la Constitución de 1980; el incidente de Filipinas; y el plebiscito de 1988. Si hablamos de procesos, el de acumulación de dineros irregulares e ilícitos que empezó en los años 80 con la constitución de empresas en paraísos fiscales y la apertura de cuentas en Estados Unidos, y duró hasta la detención de Pinochet en Londres. Todo eso formaba parte de su idea de la familia protegida: recursos suficientes para todos, incluso para defenderse después del fin del régimen.
Lucía Hiriart era hija de un político radical influyente, lo que para algunos se tradujo en que esa experiencia ayudó a Pinochet en su carrera militar y posteriormente durante el período dictatorial. ¿Está de acuerdo?
No estoy seguro de que lo haya ayudado en su carrera militar, porque la de Pinochet fue una trayectoria muy regular e institucional. Es posible que fuese una influencia para coquetear con la Masonería cuando ésta era importante entre los militares, en los años 40. Pero Pinochet no perseveró en eso, lo que demuestra que tampoco le era tan útil. En la dictadura creo que su papel fue más bien sembrar la desconfianza en los políticos, mantener a Pinochet alerta y crear un poder propio con CEMA-Chile.
El día anterior al golpe, Pinochet envió a su esposa e hijos al regimiento de Los Andes, donde el comandante a cargo podía mandarlos los a Argentina en caso de que fracasara y ponerlos a salvo. ¿Cómo fue exactamente ese episodio y qué consecuencias tuvo?
Nadie sabía ese día si el golpe iba a triunfar o si el Ejército o las FF.AA. se quebrarían. Pinochet podía ser traicionado o sobrepasado por los generales más vehementes. Tuvo que aceptar que eso sucediera con su amigo y segundo al mando, el general Orlando Urbina, a quien repuso en su puesto sólo en la noche del 11. Esa mañana, llegó diez minutos tarde a su puesto de mando para cerciorarse de que el golpe estaba en marcha y seguía al mando. Y, en efecto, el día anterior mandó a su familia a un regimiento que podría haberse puesto del lado del gobierno de Allende. Fue una movida muy inteligente, una especie de jugada a dos bandas, que protegía al núcleo en cualquier resultado. No tengo duda de que ella participó en planear esa decisión.
¿Desde Cema Chile, Lucía Hiriart construyó un polo de poder. ¿Qué características tenía ese polo de poder?
CEMA fue una organización creada en los años de Frei, para fortalecer las formaciones comunitarias de mujeres. Lucía Hiriart la convirtió en un órgano de control y proselitismo. En los primeros años se instigó desde allí el soplonaje político y la denuncia de personas de izquierda. Más tarde sirvió de base de apoyo a los eventos electorales del régimen (la “consulta” de 1978 y los plebiscitos de 1980 y 1988). Pero la verdad es que tenía muy poca consistencia fuera del gobierno, porque era un aparato clientelista (por ejemplo, importante en el terremoto de 1985), pero sus bienes pertenecían al Estado. El intento de quedárselos después fue muy tosco y naturalmente fallido. En la zona más oscura, CEMA también tuvo algún papel en la acumulación de patrimonio. Recordemos que hasta tuvo algo tan sinsentido como una sede en Miami.
¿Entre los colaboradores de Pinochet, cuales eran más cercanos a Lucia Hiriart y por qué?
Diré algo poco sabido. Las únicas personas en que Lucía Hiriart realmente confiaba eran los médicos, todos los que en distintas épocas fueron de cabecera de la familia. El doctor Luis Palma, por ejemplo, que los atendió por todos los años 80 y parte de los 90. Su reducto más seguro era el Hospital Militar. En segundo lugar, confiaba en algunos abogados (como Pablo Rodríguez, pero sólo en tanto abogado) y quizás en algún asistente personal, como Oscar Aitken. No confiaba, en cambio, ni en los políticos, ni en los generales, ni en la mayoría de las esposas de altos oficiales. Detestaba a la Fuerza Aérea y nunca le gustaron los Carabineros. Incluso tuvo una constante rivalidad con Mónica Madariaga, que sabía demasiadas cosas privadas de su marido.
¿Cómo fue la relación de Lucía Hiriart con Manuel Contreras y que puede decir de su postura en relación al tema de los DDHH?
-No creo que apreciara mucho a Contreras, aunque sí a la función que cumplió la DINA. Lo defendió cuando se creía que podía ser entregado a Estados Unidos, en 1978, pero después, cuando se puso a amenazar a Pinochet, volvió a su prioridad de siempre: la familia. Contreras dejó de importar.