Jefe de estudios de Academia de Guerra del Ejército: "Rusia quería una victoria rápida y no se dio"
-¿Se pensaba que este conflicto iba ser más rápido? ¿La estrategia rusa ha fallado?
-La ofensiva rusa obedece al clásico concepto de la batalla aeroterrestre, donde una fuerza acorazada se desplaza sobre superficie con el apoyo de medios aéreos, con el propósito de avanzar rápido y generar la parálisis en la toma de decisiones, de todos los sistemas de mando y control del enemigo.
Esa lógica de avance rápido no se ha dado. El problema para Rusia con los días que pasan es que ya entran a jugar los bloqueos económicos, la intervención de terceros actores, las organizaciones multilaterales. Estamos en un quinto día de guerra, donde se buscó un conflicto de alta intensidad, bajo esta lógica de doctrina de la batalla aeroterrestre, pero esos efectos esperados no se están dando.
-¿Qué tan factible o realista es el diálogo entre Rusia y Ucrania? ¿Es posible hacerlo en medio de una invasión?
-Siempre se puede. La diplomacia nunca se agota en los conflictos, y la política sigue funcionando. Estas negociaciones tienen dos lecturas: ojalá llegaran a un buen resultado, pero al mismo tiempo el enemigo de Ucrania, que es Rusia, está aumentando sus capacidades de combate, porque durante la pausa de la negociación está descansando la fuerza, recibiendo nuevos apoyos logísticos, se están inyectando nuevas reservas.
-¿Dices que puede ser usado por Rusia para armarse?
-Claro que sí. Lo que estoy viendo es que Rusia tenía un plan, donde quería una victoria rápida y decisiva y ese plan no se dio. Y eso obliga a tener que re planificar, re estimar las fuerzas, volver a plantear objetivos, ejes de ataque. Ahora, cuando los conflictos se alargan empieza a florecer la insurgencia, la ciudadanía puede tomar las armas y empezar a desarrollar guerrilla, sabotaje, y eso produce un gran desgaste a las fuerzas en el frente, como le pasó a EEUU en la invasión de Irak. Rusia quiere evitar eso.
-¿Por qué es tan complejo enfrentar a una insurgencia?
-Se habla que la relación de fuerzas de contrainsurgencia versus insurgencia tiene que ser de 10 a 1 en la proporción. Eso aumenta mucho el nivel de fuerza necesario para el país invasor. Además lo que busca la insurgencia es prolongar el conflicto, porque en la medida que se prolonga el invasor no logra su objetivo y de esa manera el invadido evita que gane la guerra. Hasta que finalmente pase lo que ocurrió en Afganistán, por ejemplo. EEUU estuvo 20 años, los afganos presentaron insurgencia y fueron prolongando, prolongando el conflicto, hasta que EEUU se dio cuenta de que no iban a ganar la guerra y se retiraron. Ese es un escenario que se puede dar en el caso ruso.
-¿Y la opción de que Rusia ocupe grandes ciudades no es viable?
-El segundo escenario que puede extender el conflicto y producir gran desgaste en Rusia es la posibilidad que hoy esta maniobra de batalla aeroterrestre se traslade a los centros poblados y ahí tengamos una serie de seudo batallas de Stalingrado en distintos puntos. En este caso, la proporción de fuerzas para actuar en escenario de combate urbano es de 6 a 1. Y de nuevo eso demanda una tremenda cantidad de fuerza, produce mucho desgaste y aumenta mucho el nivel de bajas. Si se disparan los niveles de bajas, probablemente el respaldo de la ciudadanía a Putin decaiga. Uno de los objetivos que busca Putin es mantener y aumentar el respaldo.
-¿Cómo evalúas la estrategia de Putin?
-Prefiero no cuestionar al presidente Putin porque él tiene una visión de conducir un Estado, y nuestros análisis no se centran en ese nivel de la conducción. Lo que sí podría señalar es que la campaña militar hoy está presentando falencias, porque el plan se le está cayendo. Eso involucra errores de planificación, de subestimar el potencial de las fuerzas ucranianas, errores en la cadena de mando. Incluso podríamos estar evidenciando problemas de voluntad de lucha. Algunos reportes indican que prisioneros de guerra rusos nunca supieron que iban a la guerra. Se encontraban en maniobras que eran normales en esta época en Rusia y de pronto fueron desplegados al frente y en un par de días estaban en guerra.
Qué es el temido Grupo Wagner, que estaría preparando una operación para asesinar a Zelenski
-Rusia es muy superior en capacidad militar. ¿Por qué Putin no la ha desplegado con mayor fuerza?
-Creo que Rusia ha empleado toda la fuerza que tenía, en el teatro de operaciones. Rusia tiene 1 millón de hombres. En Ucrania tenía desplegados cerca de 200 mil, pensando que era suficiente. Estamos viendo que no fue suficiente. La masa del ejército ruso es conscripción, jóvenes que hacen el servicio militar.
El escenario no permite que entre más tropa, Putin podría haber metido un millón de soldados a Ucrania, el problema es que deja desprotegidos otros frentes que son importantes para la seguridad de Rusia.
-¿Cómo ha sido la respuesta de Ucrania?
-Ucrania conoce el terreno, tiene una autoridad política, el presidente, que se ha convertido en un líder, que mantiene la voluntad de lucha del pueblo ucraniano, que está decidido a defender su patria hasta las últimas consecuencias y además está ocupando una lógica de combate inteligente, de desgastar a las fuerzas acorazadas rusas que están entrando a través del empleo de armas anti tanque, a las ciudades.
-¿El liderazgo de presidente ucraniano ha sido importante?
-Ha sido clave. Von Clausewitz dice que para ganar una guerra el fin último es quebrantar la voluntad de lucha del adversario. Hoy día el liderazgo del presidente ha sido un factor esencial para mantener en alto esa voluntad de lucha. Y llevar a que toda la sociedad esté dando la pelea y resistiendo.
-¿Qué salidas le quedan a Rusia?
– Existen dos caminos. Que la ofensiva se traslade a las áreas urbanas, que produzca mucho desgaste en las fuerzas rusas y que finalmente eso involucre una derrota para Rusia. Y yo veo que Rusia está tratando de evitar eso. Lo segundo que podría pasar es que si la invasión se mantiene y comienza la ocupación rusa sobre gran parte del territorio ucraniano, va a generarse una lógica de insurgencia, que va a buscar prolongar el conflicto como fue en Irak y Afganistán. La salida que le queda a Rusia es un acuerdo negociado.
Y lo último es que estimamos que el objetivo estratégico que buscaba Rusia era conquistar Kiev, porque es el corazón político del país. Cayendo Kiev, pueden remover al presidente democráticamente elegido y poner un presidente que actúe a favor de Rusia. Eso no se estaría dando. Las fuerzas rusas están dubitativas si entran o no a Kiev.
Sin embargo, en el sur de Rusia se ha producido un avance sostenido desde Crimea hacia las espaldas de Donbass y otras fuerzas desde Rusia hacia el centro del Donbass. Si logran conectarse, negociando con Ucrania, Moscú podría quedarse con la franja de terreno que comunica por tierra Rusia con Crimea. Si no se da el premio mayor que es la conquista de Kiev, quizá un premio de consuelo podría ser asegurar la independencia del Donbass y la conexión del territorio ruso con Crimea, a través de esta franja terrestre.
-Te has dedicado a estudiar la guerra, ¿por qué es útil hacerlo?
-La guerra es una realidad, un flagelo que ha acompañado al ser humano desde siempre. Los primeros vestigios de guerra datan de 11.500 años antes de Cristo. Gaston Bouthoul dice que la guerra es un fenómeno social. Guerra va a seguir habiendo, y eso obliga a tener una defensa robusta, para disuadir a potenciales adversarios. En el caso de Ucrania no fue suficiente su defensa para construir una capacidad disuasiva que impidiera que Rusia lo atacara.