Por Aldo Schiappacasse
Jorge Sampaoli aún no tiene clara su continuidad en la selección. Es más, se ve más afuera que adentro del proceso, porque siente que no están dadas las condiciones directivas para continuar con su trabajo. Le molesta, por ejemplo, que se adelantara el proceso eleccionario porque, en su criterio, quien asuma como presidente puede no tener los conocimientos o la experiencia para comendar al fútbol chileno. Tras dialogar con Antonio Martínez en las últimas horas, ni siquiera sabe si las elecciones del 17 de diciembre no sean impugnadas por razones estatutarias.
Sampaoli se siente en al aire, dice, y pese a que actualmente trabaja con un grupo de sparrings en Juan Pinto Durán siente que las condiciones para seguir deben ser garantizadas por un dirigente que entienda que esta generación de jugadores “es demasiado corta” y que las clasificatorias a Rusia van a ser muy disputadas.
Confiesa que en el último período ya “no comprendía” a Sergio Jadue por las incoherencias de su discurso y porque la negociación por los premios de los jugadores estuvo contaminada por el desequilibrio del dirigente y las peticiones exageradas del plantel.
Desencantado profundamente del nivel del torneo chileno, estima que la situación del trabajo de menores es muy desmedrada y que la confusión que hoy impera en la búsqueda de candidatos dificulta su continuidad. Sugiere, además, que la cláusula de salida de la Roja está sujeta a interpretaciones por su redacción.
El casildense, al igual que Marcelo Bielsa en su momento, muestra su inquietud por el proceso eleccionario, aunque –a diferencia del rosarino- no toma partido porque no tiene claro quienes ni con qué ideas están en la lucha, lo que subraya su afán de poner en duda su continuidad en la "Roja".