Un equipo de investigadores de la Antena Antártica de Impulso Transitivo (ANITA, por sus siglas en inglés) detectó, a través de un experimento, evidencia de un universo paralelo, donde las reglas de la física son lo opuesto al nuestro.

Según detalló el experimento publicado por New Scientist la detección de rayos cósmicos ha encontrado partículas que podrían provenir de un reino paralelo que también nació en el Big Bang.

Durante un mes Peter Gorham y sus colegas observaron un globo gigante que transportaba una colección de antenas flotando por encima del hielo en la Antártica, escaneando más de un millón de kilómetros cuadrados en busca de evidencia de partículas de alta energía que llegaban del espacio.

Mientras el globo estaba en el cielo, los investigadores decidieron repasar los datos del pasado nuevamente, particularmente aquellas señales descartadas como ruido. Una señal parecía ser la firma de una partícula de alta energía. Pero no era lo que estaban buscando. Además, parecía imposible. En lugar de descender desde arriba, esta partícula explotaba del suelo.

Ese extraño hallazgo se hizo en 2016. Desde entonces, todo tipo de sugerencias basadas en la física conocida se han presentado para dar cuenta de la señal desconcertante, y todas se han descartado.

Explicar esta señal requiere la existencia de un universo al revés creado en el mismo Big Bang que el nuestro y que existe en paralelo con él.

En este mundo paralelo, lo positivo es negativo, la izquierda es la derecha y el tiempo corre hacia atrás. Es quizás la idea más alucinante que haya surgido del hielo antártico.

Gorham, autor principal de un artículo de la Universidad de Cornell que describe el extraño fenómeno, señaló que él y sus colegas investigadores habían visto varios de estos "eventos imposibles", sobre los cuales algunos se mostraron escépticos.

"No todos estaban cómodos con la hipótesis", declaró a New Scientist.

La explicación más simple para el fenómeno es que en el momento del Big Bang, hace 13.800 millones de años, se formaron dos universos, el nuestro y el que, desde nuestra perspectiva, funciona a la inversa y el tiempo retrocede.

Por supuesto, si hay habitantes de un posible universo paralelo, nos considerarían los atrasados.

"Nos quedan las posibilidades más emocionantes o aburridas", dijo Ibrahim Safa, quien también trabajó en el experimento.

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