Los "poppers" se encuentran en las estanterías de las tiendas de sexo, empacados en pequeñas y coloridas botellitas con nombres como Buzz (zumbido), Rush (euforia), Bullseye (blanco).

No sucede todos los días que un parlamentario británico reconozca públicamente ser consumidor de una droga recreativa utilizada mayoritariamente por homosexuales para incrementar el placer sexual.

Pero eso pasó cuando el conservador Crispin Blunt admitió, la semana pasada, ser consumidor de "poppers" –el nombre genérico de la droga– al oponerse a una nueva legislación que las acaba de prohibir en Reino Unido.

La medida ha causado polémica, particularmente dentro de la comunidad gay, la mayor –aunque no la única– consumidora del producto.

La sustancia, nitrito de alquilo o nitrito de amilo, será considerada ilegal a partir de abril de 2016 tras un voto en el Parlamento que aprobó la llamada Acta de Sustancias Psicoactivas.

Es parte de los esfuerzos del gobierno por prohibir los llamados "legal highs", estupefacientes o estimulantes que pueden producir efectos similares a, por ejemplo, la cocaína o el éxtasis, pero que, por varias razones, no estaban clasificados como drogas ilícitas.

La inhalación de "poppers" relaja los músculos y causa euforia.

El acta ha sido redactada en términos muy amplios, describiendo las sustancias psicoactivas como algo "capaz de producir un efecto psicoactivo en la persona que las consume".

Unos señalan, entre varias críticas, que el gobierno no manifiesta una preocupación similar con otras sustancias legales que están vinculadas a muertes, como el alcohol, la cafeína y el tabaco.

Y hay indicaciones que la prohibición de los "poppers" pueda ser derogada. Pero, hasta que eso suceda, habrá redadas en los expendios y, sin duda, arrestos por posesión y distribución.

La policía ya ha realizado operativos de "recaudación de inteligencia" en los que incautaron las, por ahora, sustancias legales en varios locales del centro y occidente de Inglaterra.

"Aromatizadores de ambiente"

Los "legal highs", euforizantes o estimulantes legales, habían logrado eludir el control de la ley porque tenían una composición química diferente de otras sustancias proscritas.

Por lo general se publicitan como "sales de baño" o "fertilizantes para plantas" o "aromatizadores de ambiente".

Y también se ofrece información muy vaga sobre su contenido, aunque, para evitar problemas, los vendedores especifican que no son para el consumo humano.

En la época del disco, en los años 70, los "poppers" se volvieron de uso cotidiano.

Aunque el conocimiento de los efectos a largo plazo son muy imprecisos, los defensores de los productos afirman que su impacto en la salud es mínimo.

Eso es lo que se dice de los "poppers", cuyo uso es 25 veces más común entre los hombres homosexuales que entre los heterosexuales, según una encuesta reciente.

Y es por eso que los críticos del acta sostienen que se trata de una ley discriminatoria, que criminaliza el estilo de vida electivo de la comunidad gay.

La razón de su atractivo para este grupo: contienen nitritos de alquilo en forma líquida que, al inhalarse, dilatan los vasos sanguíneos, relajan los músculos lisos (como el de los esfínteres) y producen una intensa sensación de alegría.

Lo que explica por qué en los principales almacenes de productos sexuales, los "poppers" se encuentran en las estanterías empacados en pequeñas y coloridas botellitas con nombres como Buzz (zumbido), Rush (euforia), Deep (profundo) yHard On (erección).

Nitrito de amilo

El nitrito de amilo venía en ampolletas que se rompían para inhalar el contenido.

La primera encarnación de la droga, el nitrito de amilo, fue sintetizada por el químico francés Antoine Jerome Balard para tratar la angina.

El producto era envasado en ampolletas que se rompían, produciendo un chasquido o "pop", para ser inhalado. De ahí el sobrenombre "poppers".

El auge del nitrito de amilo ocurrió en la era del disco, en los años 70 y, luego, en la escena de las fiestas "rave" de los 80 y 90 muy influenciadas por la comunidad gay.

Pronto se convirtió en la manera tanto para desinhibirse socialmente como para facilitar el sexo.

Las fiestas "rave" fueron muy influenciadas por la cultura gay.

Se dice que en las discotecas de Nueva York, frecuentemente se rociaba el ambiente para crear una euforia colectiva.

Una serie de prohibiciones motivó varios cambios en la composición química de los "aromatizadores" que están actualmente a la venta.

Y es bajo la categoría de "atomizadores de ambiente" que se permite su venta, hasta la entrada en vigencia del Acta de Sustancias Psicoactivas el próximo 1ro de abril.

Oposición

Por eso, las tiendas de artículos sexuales están tratando de salir de su inventario lo más pronto posible para evitar problemas con la ley.

Un empleado de una de esas tiendas en la zona de Soho, en Londres, dijo a BBC Mundo que estarían vendiendo el producto hasta el plazo de abril.

"Ojalá deroguen esa ley", suspiró. "Será lo mejor para todos".

Pero el acta también tiene implicaciones para aquellos consumidores que tiene su reserva en casa.

Las tiendas de artículos sexuales podrían estar en la mira de las autoridades.

Tener el producto en casa no es punible, pero si a alguien se le ocurre pasar un "popper" de cortesía a alguna amistad, podría ser procesado por distribución ilegal de drogas.

Igualmente, alguien que vaya de vacaciones y tenga en su neceser una de las botellitas podría ser interceptado y acusado de tráfico de estupefacientes.

Algunos indican que la prohibición tiene más que ver con su asociación con el sexo y la cultura gay que con cualquier riesgo que pueda representar la sustancia.

Y los mismos asesores científicos del gobierno británico han criticado la prohibición.

Un grupo defensor de los derechos de los homosexuales, Stonewall, advirtió que podría poner en riesgo la salud de hombres gay y bisexuales.

El parlamentario conservador Crispin Blunt reveló su uso de "poppers".

Y el parlamentario conservador Crispin Blunt, quien hizo pública su homosexualidad en 2010, volvió a salir del closet para revelar su uso de "poppers" y criticar a la medida, a la que describió como "manifiestamente estúpida".

Según Blunt la legislación llevará el comercio a la clandestinidad y expondrá a los consumidores a los narcotraficantes.

Es posible que el gobierno revise el acta una vez entre en vigencia, no obstante, habrá un período de prohibición de una substancia que básicamente le aumenta el placer a un grupo de personas.

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