En esta época navideña y con la noche de Fin de Año muy cerca, dos médicos británicos hicieron una importante advertencia para los padres de niños menores de cinco años.

Estos niños no deben comer uvas enteras debido al riesgo de que se ahoguen, advirtieron Amy Lumsden y Jamie Cooper en la revista científica Archives of Disease in Childhood.

Los niños pequeños están en mayor riesgo porque sus vías respiratorias son estrechas, carecen de una dentadura completa para poder masticar, su reflejo de tragar no está del todo desarrollado y se distraen fácilmente.

De hecho, las uvas son la tercera causa más importante de ahogamiento causado por alimentos, según investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos y Canadá, solo después de los perritos calientes y las chucherías.

"Solo vemos la punta del iceberg", dijo el doctor Jamie Cooper, médico de emergencias en el Hospital Real Infantil de Aberdeen, y coautor de esa llamada a la acción junto con Amy Lumsden, según reportó el diario The Guardian.

Las uvas suelen ser más grandes que las vías respiratorias de estos niños y, al contrario que otros objetos pequeños como los frutos secos, su superficie suave hace que puedan hacer tapón y sean difíciles de retirar sin un instrumento especializado.

Etiquetaje

Los autores pidieron al gobierno escocés y británico que etiquete claramente los alimentos como las uvas y los tomates cherry para advertir de los riesgos.

Y también advirtieron de que estos alimentos deben ser partidos en dos o, idealmente,en cuatro, antes de ser proporcionados a niños de menos de cinco años.

Los médicos describen en el artículo tres casos de niños que fueron tratados de emergencia después de comer uvas enteras, dos de los cuales murieron.

El primer caso es el de un niño de cinco años que empezó a ahogarse mientras comía uvas en una actividad extraescolar.

A pesar de las medidas de primeros auxilios que recibió, entró en parada cardiaca. La uva fue luego retirada por paramédicos con unos fórceps, pero el niño murió.

En el segundo caso, un niño de 17 meses se ahogó en casa mientras comía uvas. Sus familiares intentaron retirar la uva, sin éxito, y llamaron a una ambulancia. Los paramédicos la retiraron luego mediante una laringoscopia, pero el niño falleció.

El tercer caso fue el de un niño de 2 años que comía uvas en un parque con su familia. Un paramédico que se encontraba cerca retiró la uva.

El niño sufrió dos convulsiones y tuvo que ser tratado por un edema cerebral y pulmonar. Tras permanecer cinco días en una unidad de cuidados intensivos donde recibió ventilación asistida, logró recuperarse del todo.

"Como pediatra que trabaja en un ocupado departamento de emergencias, situaciones tristes como las descritas en este artículo no son tan infrecuentes", declaró Julie-Ann Maney, del Colegio Real británico de Pediatras y Salud infantil.

"Para evitar accidentes como estos, pediría a todos los padres que corten la comida en trozos pequeños para evitar que una situación aparentemente inofensiva se convierta en mortal".

Publicidad