Kenneth Knox es un oficial de policía del condado de Meriwether, Georgia, hace 25 años.

El pasado 4 de septiembre recibió una llamada diciendo que una bebé de dos meses se estaba ahogando. "Manejé tan fuerte que casi salté del vehículo en movimiento, dejándolo en marcha", indicó el policía a The Washington Post.

Cuando llegó habían entre 30 y 40 personas en el jardín de la casa. "Supe de inmediato quién era el padre, porque gritaba 'alguien por favor salve a mi bebé'", señaló Knox. Cuando entró vio a Ma’Yavi de dos meses de vida. En ese momento estaba azul púrpura y sus ojos se habían oscurecido.

Un cereal se había quedado en su esófago, lo cual impedía que la bebé respirara de forma natural. Kenneth no sabía qué hacer, sólo pensaba lo desesperante que sería si todo terminaba de la peor manera

“La habíamos alimentado una hora antes. Estábamos sentados en mi automóvil y comenzó a faltarle el aire y algo blanco salía de su boca”, dijo Kristen Parham, la madre. 

El policía sin pensarlo puso su boca en la de la bebé y empezó a succionar unas cuatro veces hasta que él sintió el cereal. Según Knox, siempre creerá que Dios lo ayudó a llegar a la forma única en la que salvó a la niña. 

Fue uno de los momentos que más lo ha conmovido en su carrera, siendo que en su trabajo ha pasado por momentos aún más terribles, ya que su vida ha corrido peligro muchas veces. 

Ma’Yavi recuperó sus colores, el tono normal de sus ojos y miró fijamente al policía sonriendo. Situación que lo emocionó.

Después de unos días, Kenneth publicó una foto en su Facebook con la pequeña que salvó. En ese momento saltó a la fama y cientos de usuarios lo nombran como “héroe”.

Knox cuenta que la madre de la pequeña lo llamó semanas después para pedirle ser el padrino de Ma’Yavi y sin dudarlo aceptó. “Es un privilegio”

Por otro lado, el movimiento Black Lives Matter (La vida de los negros importa), le mandaron un mensaje de agradecimiento: “Eres la clase de policía que necesitamos”.

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