Aun cuando tuvo que luchar con distintos tipo de cáncer durante treinta años, hasta que murió debido a leucemia, Susan Sontag nunca dejó de ser una de las pensadoras y escritoras más importantes, infatigables, fuertes y desafiantes del siglo XX.

Su prolífica obra cuenta con, cuento, prosa, novelas, libros de ensayo, dirección de largometrajes y varias obras de teatro. En todos estos medios fue capaz de plantear una visión que exploraba la distancia entre la realidad humana, cultural y artística, y la interpretación que hacemos de ésta, mediante un lenguaje que combina lo contemporáneo a ella misma, con los grandes clásicos pensadores y artistas.

“Sobre la fotografía”, fue un texto que se abrió paso más allá de los círculos intelectuales, para plantearse como una obra clave en la reflexión de la imagen del siglo XX. En ella se plantea la importancia de la relación de la cámara con nosotros mismos y con nuestra realidad.

“Tomar una fotografía es participar en la mortalidad, vulnerabilidad y mutabilidad de otra persona. Precisamente al cortar este momento y congelarlo, toda la fotografía es testigo del derretimiento implacable del tiempo”, escribió.

Su cáncer dio pie a “La enfermedad y sus metáforas”, texto donde examina los mitos que establecen que las patologías posibilitan cierto tipo de actitudes sociales, las que eventualmente son más dañinas que la enfermedad misma en el paciente.

No siempre bien recibida por sus pares intelectuales, debido a su continuo intento por obligar a mirar desde otro punto de vista, fue ardua crítica de las decisiones del gobierno de Estados Unidos, como la invasión a Medio Oriente y la relación entre el atentado de las Torres Gemelas con la política exterior de su país.

Fue una luchadora activa por los derechos de los escritores, siendo la presidente de PEN America, organización dedicada a la libertad de expresión y al proseguir de la literatura, entre 1987 y 1989. Su lista de premios es extensa, pero destacan en 2003 el Premio Príncipe de Asturias, varios premios en su país como el National Book Award y el National Book Critics Circle Award. Fue nombrada Commandeur de l’Ordre des Arts et des Lettres por el gobierno francés en 1999.

Su relación de amor final también fue importante: pareja de la fotógrafa Annie Leibovitz, está la fotografió, fuerte y hermosa, antes de morir, y luego hizo una sesión con su cuerpo sin vida, que no sólo es arte, es amor.

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