Los investigadores españoles Bernabé y José Moya no podían creer lo que estaban viendo.

Más de 20.000 hectáreas de bosque calcinadas. Y en el medio de la devastación, un grupo de cipreses verdes y erguidos.

Cuando el fuego destruyó una plantación experimental en Andilla, en la provincia de Valencia, en 2012, los científicos se propusieron descubrir el "misterio" de los cipreses.

"Cuando nos desplazamos a la dantesca escena en aquel trágico verano de 2012, nos asaltaba una gran tristeza y pesar. Estábamos conmocionados ante las dimensiones de la devastación", dijo a BBC Mundo el botánico Bernabé Moya, quien llegó al sitio del siniestro con su hermano José, licenciado en ciencias ambientales, ambos del Departamento de Árboles Monumentales de la Deputación de Valencia.

Pero anécdotas e indicios previos apuntaban a la peculiar resistencia del ciprés mediterráneo.

"Las observaciones acumuladas a lo largo de los años nos hacían albergar la esperanza de que algunos cipreses habían sobrevivido".

"Al llegar, comprobamos que toda la vegetación circundante formada por encinas, robles, pinos carrascos, pinos rodenos, enebros etc, característica del bosque mediterráneo, estaba completamente calcinada. Pero únicamente el 1,27% de los cipreses mediterráneos había entrado en ignición".

Bernabé y José Moya son dos de los autores de un nuevo estudio que finalmente da respuesta al enigma de los cipreses, luego de tres años de investigaciones de científicos en España e Italia.

El estudio acaba de ser publicado en la edición de este mes de la revista científicaJournal of Environmental Management.

Tests de inflamabilidad

El nuevo estudio demuestra la resistencia del ciprés mediterráneo (Cupressus sempervirens) frente al fuego y su posible aplicación como barrera cortafuego ante los devastadores siniestros que afectan el Mediterráneo.

Más de 269.000 incendios, en su mayoría producto de la actividad humana, fueron reportados entre 2006 y 2010 en la región, con más de dos millones de hectáreas de bosque destruidas, según la FAO.

El trabajo internacional es el primero que utiliza tests de laboratorio con una variedad de técnicas no sólo en vegetación muerta o seca, sino en hojas y ramas verdes finas vivas.

Las pruebas fueron desarrolladas en dos laboratorios considerados centros de referencia en incendios y el estudio del ciprés, el laboratorio del Departamento de Selvicultura y Gestión de Sistemas Forestales del INIA-CIFOR en España, y el laboratorio del Instituto para la Protección Sostenible de las Plantas, en Florencia, Italia, (IPSP-CNR).

"En el pasado esta especie no fue estudiada en profundidad o se utilizaron sólo unos pocos parámetros", dijo a BBC Mundo Gianni de la Rocca, investigador del IPSP y otro de los autores del nuevo estudio.

Contenido de humedad

Las pruebas en hojas y ramas vivas revelaron un elemento clave: su alto contenido en humedad (84-96%) durante el período estival, lo que retrasa su entrada en ignición.

"A mayor contenido en agua las plantas presentan una mayor resistencia a las llamas", explicó Bernabé Moya.

Bernabé Moya explicó a BBC Mundo que "el tiempo de ignición de las partes vivas del ciprés mediterráneo es entre 1,5 y 7 veces superior, en los tests de laboratorio, al de otras especies forestales mediterráneas como la encina, el enebro común y el pino rodeno".

Además, debido a las dimensiones reducidas de sus hojas, "la hojarasca que genera el ciprés en suelo es muy compacta. La circulación de aire en su interior es menor que en otras especies, como la pinocha de los pinos".

Y esta capa densa y compacta de hojarasca también "actúa como una 'esponja' que retiene humedad", según Della Rocca.

Arquitectura de la copa

Los científicos usaron genotipos seleccionados de una variedad de ciprés mediterráneo, Cupressus sempervirens var. horizontalis, que es resistente a una enfermedad conocida como "chancro del ciprés" causada por el hongo Seiridium cardinale.

"Esta pandemia es una amenaza muy peligrosa al ciprés. Hace que mueran grandes porciones de la copa y haya exhudaciones de resina del tronco y las ramas", explicó a BBC Mundo Della Rocca.

A diferencia de otras variedades de ciprés mediterráneo, en el horizontalis "las ramas se insertan en el tronco con ángulos de entre 45 y 90 grados", señaló Bernabé Moya.

Esto significa que la vegetación muerta usualmente no queda atrapada.

Por otra parte, "la forma de la copa del ciprés es densa y homogénea, lo que dificulta la circulación de aire, como queda evidenciado con la reconocida función de cortavientos del ciprés mediterráneo en la agricultura."

Resinas

"La composición química de las hojas está formada, además de celulosa y lignina como elementos estructurales, por una mezcla orgánica de resinas, terpenos, etc, que al liberarse en la atmósfera pasan a formar parte de los Compuestos Volátiles Orgánicos, VOSs”, explicó Bernabé Moya .

En especies altamente resinosas como los pinos, estas sustancias son cruciales en acelerar la combustión.

Della Rocca señaló que "a partir de tests preliminares, observamos que en condiciones experimentales, en los pinos el proceso de gasificación, volatilización, de estos compuestos inflamables sucede rápidamente. La ignición comienza desde esos gases y luego se transmite a las ramas y hojas".

"En el caso de los cipreses, tal vez los compuestos inflamables se gasifican gradualmente durante la fase de aumento de temperatura que precede a la ignición, por lo que no participan en el proceso de combustión".

Desde la Patagonia a California

¿Podría el ciprés mediterráneo ayudar a combatir incendios en otras partes del mundo, como la Patagonia en Chile y Argentina, o California?

De acuerdo a Bernabé Moya, la especie "posee una gran plasticidad".

"Puede vivir en todo tipo de suelos excepto en los encharcados, así como sobre sustratos pobres y degradados, y crece dese el nivel del mar hasta más de 2.000 metros de altura".

Moya recuerda que la especie fue introducida hace siglos en América Latina donde se ha adaptado a muchas regiones.

"No tiene dificultades para crecer en las zonas de clima mediterráneo y templado de California, Chile y Argentina".

"Lo primero que habría que hacer es llevar a cabo estudios para determinar el grado de adaptabilidad e idoneidad de las diferentes variedades de ciprés mediterráneo a las condiciones locales y proceder a establecer parcelas experimentales".

Primeras plantaciones

El estudio europeo concluye que plantaciones con variedades seleccionadas de cipreses podrían ser una herramienta nueva y alternativa para contrarrestar el riesgo de incendios forestales en lugares con mayor riesgo, como las áreas de contacto entre bosques, zonas agrícolas o zonas habitadas, donde se producen focos de incendio con mayor frecuencia.

Como resultado del trabajo internacional, la región de la Toscana en Italia incorporó al ciprés mediterráneo en el listado de especies forestales idóneas para su uso en la lucha contra incendios forestales.

Y en España, "desde el Departamento de Árboles Monumentales y junto con el Departamento de Brigadas Forestales de prevención de incendios forestales de la Diputación de Valencia, IMELSA, llevaremos a cabo las primeras plantaciones de barreras cortafuegos del Sistema Ciprés en el país a lo largo de este otoño", señaló Moya.

Otra aplicación importante del estudio, según el investigador, es que los ciudadanos pueden contribuir a incrementar la protección de sus propiedades frente al fuego.

Generaciones futuras

La resiliencia del ciprés mediterráneo muestra para Moya que "la naturaleza tiene la respuesta a muchos de los problemas que enfrentamos".

Pero el estudio también apunta a la necesidad de tomar medidas urgentes.

Para el botánico español, "la vulnerabilidad de las masas de vegetación frente a los incendios está relacionada con la falta de información a la población, de apoyo a la investigación y al abandono del mundo rural, una situación que se agravará con el cambio climático".

Muchos problemas como la desertificación, los incendios forestales, la pérdida de biodiversidad y el abandono del medio rural pueden revertirse con la plantación y el cuidado de bosques, según Moya.

"Es urgente que la humanidad se tome en serio estos problemas".

"La lucha contra los incendios es un esfuerzo de todos. Se lo debemos al bosque y a las generaciones futuras".

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