Sandra del Pilar fue condenada a casi 14 de cárcel por robar un pollo asado para darle de comer a su hijo en Bogotá, Colombia. El menor se había desmayado en la escuela por hambre, según contó la mujer. "Me llaman del colegio del niño y me dicen que se había desmayado y yo sabía por qué: había pasado por hambre", reveló la madre del menor.
Si bien los hechos suenan como sacados de una película, lo cierto es que esto ocurrió en la vida real, en un momento de desesperación de Sandra, donde vio como única opción robar para darle de comer a su hijo.
La mujer de 52 años acudió a un negocio y, antes de salir, fue abordada por los guardias del establecimiento, quienes llamaron a la policía para que la detuvieran. "Me llevan a la parte de seguridad, llega la policía y me dice que me tengo que ir a la unidad de Palo Quemado".
La detenida acudió a realizar el delito en compañía de un menor de edad, pero ambos quedaron libres después de algunas horas, indicó el medio El Tiempo de Colombia.
Así relató Sandra su historia para el medio City Tv, en donde comentó que desde que ingresó al Buen Pastor ha luchado cada día por su libertad y la de su esposo, Mauricio, que también se encuentra cumpliendo una condena, pues de acuerdo a la mujer, es injusto que los dos estén en la cárcel.
Según dijo ella, las autoridades le permitieron ir a su casa, por lo que tuvo la oportunidad de buscar una nueva forma de salir adelante y llevar recursos económicos a su casa. Y fue tanto el éxito del su emprendimiento, que se volvió una de las cocineras más famosas del barrio Mazurén, al norte de Bogotá.
"Comenzamos a hacer antipasto, y comenzamos a hacer empanadas, y comenzamos a hacerme conocer por todo Mazurén, entonces ya era la más famosa de Mazurén, entonces yo vendía desayunos, almuerzos, empanadas en mi casa, lasagnas, arreglaba fiestas de 15, ¿qué no hacía?, con mi esposo", dijo al mencionado medio.
Pero este éxito no duró mucho, pues una noche, en medio de un conflicto en el barrio, agentes de la Policía le solicitaron a Sandra y a su esposo la cédula de identidad. "Me dice el agente: 'doña Sandra permítame la cédula para terminar la diligencia', y me dice: 'póngase otro saco y unos zapatos porque nos vamos', y de una vez déjeme ver la cédula de su esposo, entonces dijo el agente: 'sí, don Mauricio, también póngase unos zapatos y otro saco porque nos vamos, tienen un llamado de 13 años y 8 meses'".
La noticia la tomó por sorpresa, pero tuvo que pagar una condena por utilizar menores de edad para cometer un robo, por lo que desde que ingresó al Buen Pastor, ha buscado obtener un descuento en su pena que le permita reunirse de nuevo con hijo y con Mauricio.