Luis Fonsi ya es un artista planetario. El éxito imparable de “Despacito” firmó su nombre en todo el mundo y, a la vez, reconvirtió su carrera como baladista en un artista urbano, más cercano a los ritmos nocturnos con un marcado acento latino.
Entonces no es casualidad que en la apertura de su última gira “Love + Dance Tour” repase imágenes de destinos turísticos como París, Roma o Tokio. Postales que en el primero de sus dos conciertos en el Movistar Arena -en un tramo local que lo ha llevado por diversas ciudades de nuestro país- inician un recorrido balanceado entre sus canciones de corte romántico y su catálogo bailable.
De hecho, en la primera media hora de espectáculo, el coach de la versión chilena de “The Voice” responde a ambas corrientes. Por un lado interpreta “Llegaste tú” e “Imagíname sin ti” y, en contraparte, alienta a los fanáticos a pararse de sus sillas armado de la cadencia hipnótica de “Yo te propongo” y “Apaga la luz”.
Y en vivo “Despacito” genera la misma locura, con los fanáticos cantando en un coro ininterrumpido e incluso abandonando la rigidez de los asientos numerados para ponerse a bailar unas cuantas filas más atrás.
Eso sí, y más allá de los éxitos radiales que el público repite de memoria, se nota una mayor preocupación de Luis Fonsi por la estética. Hay una propuesta que incluye cinco pantallas rectangulares ubicadas de manera vertical como telón que son coronadas por tres parrillas de luces cenitales; también una distribución simétrica de sus cinco músicos; y su propio aspecto mucho más relajado y juvenil -salen las camisas y las corbatas anudadas de forma pronunciada, entran las chaquetas coloridas y los pantalones holgados-.
Señales de que el puertorriqueño asumió la responsabilidad que le brinda su nuevo estatus, ubicándose a la altura de un hit que no para de batir récords -ya alcanza las 4 mil millones de reproducciones en YouTube-.
Y en vivo “Despacito” genera la misma locura, con los fanáticos cantando en un coro ininterrumpido e incluso abandonando la rigidez de los asientos numerados para ponerse a bailar unas cuantas filas más atrás.
La piedra angular de un un show que presume de éxitos, dejando tan solo en un medley a antiguos sencillos como
“Abrazar la vida” o “No te cambio por ninguna”, y que continúa mañana en un segundo concierto en Movistar Arena, antes de trasladarse a Antofagasta.